Hemos ido varias veces desde hace unos dos años. Tenemos una perrita de tres años muy pequeña de tamaño. TODAS las veces que hemos ido la hemos llevando. En terraza hemos estado dos veces y dentro del restaurante las demás. Hoy llamamos para reservar y cómo siempre hemos avisado que vamos con una perrita pequeña a lo cual el camarero responde que no se admiten mascotas, mi esposo le ha explicado que hemos estado anteriormente con ella dentro. Y dado que hoy hace 37 grados en Madrid, la terraza no es una opción. Y su respuesta ha sido: PERO VAMOS A VER! SABRÉ YO LO QUE SE PUEDE O NO Y HA COLGADO EL TELÉFONO. Mi queja no es por el hecho de que ahora no la admitan, es por el atrevimiento y la altanería de contestar así a un cliente. Así como el sabe lo que se puede o no, yo también sé dónde he estado con mi perra comiendo dentro y dónde no. Si no está permitido, quiere decir que en algunos momentos han hecho excepciones (sea porque no hay muchos clientes ese día, porque tienen una mesa al final del restaurante dónde se puede estar, porque al final ella ni se siente ni la gente se entera de que está ahí, o sea porque ese día alguien se ha despertado de mejor humor y lo ha permitido) si la norma es que no se puede, pues recomiendo no hacer excepciones que luego se prestan para malentendidos como este.

Evidentemente no volveremos, no por la comida, que está muy bien. Sino porque es absolutamente inaceptable que un empleado que preste un servicio al cliente conteste así a un cliente.