Jamás pensé en que tendría que hacer una reseña negativa de un restaurante. Siempre he pensado que, tanto las alabanzas como las críticas por esos detalles que no me hayan podido gustar, habría que hacerlas de forma privada, pero la absoluta falta de empatía de este restaurante me ha animado a escribir esta reseña.
Había oido hablar de Lur hace ya un tiempo: restaurante nuevo y joven, con cocineros formados en un templo como fue Zuberoa, del que tengo muy buenos recuerdos, así que me animé a reservar. Desgraciadamente, dos días antes, por la noche, nos comunicaron una trágica noticia que iba a trastocar totalmente los planes y obligaría a atrasar la esperada visita a este restaurante para otro mejor momento.
A primera hora de la mañana envíe un mensaje al restaurante comunicando lo sucedido y solicitando que, por favor, trasladasen nuestra reserva a otro día. Propuse un par de fechas en las que me aseguré que había disponibilidad, por lo que supuse que no habría ningún problema. No obstante, durante esa misma mañana traté de ponerme en contacto telefónicamente con el restaurante para comentar la situación en persona, pero fue misión imposible, no cogieron el teléfono. A media mañana, decidí cancelar la reserva con el sano objetivo de liberarla y que estuviese de nuevo disponible, craso error el mío, visto lo sucedido, ya que hasta media tarde no recibí respuesta alguna por parte del restaurante, con el siguiente aséptico mensaje: “Buenas tardes, según nuestra política para cambios o cancelación de la reserva hay que hacerlos con al menos 48 horas de antelación. En este caso al estar fuera de plazo no es posible. Se aplicara (sic) así los cargos de nuestra política. Esperamos verles en otra ocasión. Un saludo”.
Pese a que comenté la situación de fuerza mayor y solicitando trasladar la reserva a otro día que sí que había disponibilidad, dado que la intención era la de visitar el restaurante, a los pocos minutos se realizó el cargo correspondiente en mi tarjeta de crédito.
Lo que ocurrió es que esa misma tarde, pude comprobar en la propia Web del restaurante, que la reserva que había liberado esa misma mañana ya no aparecía y para ese día el restaurante ya estaba completo de nuevo (se adjunta foto que lo demuestra), por lo que, he de conjeturar que el perjuicio económico que supondría mi cancelación había sido compensado, incluso con un beneficio extra debido a los cargos por la cancelación de mi reserva.
He sido un defensor de estos cargos, como medida disuasoria ante ciertos “jetas” que suelen reservar, confirmar la reserva y que ni se presentan al restaurante ni llaman para anular la reserva, de hecho, he sido testigo de esta situación ya en unos cuantos restaurantes, pero aplicarla de esta forma tan taxativa e intransigente, sin escuchar al cliente, que propone soluciones ante una situación de causa mayor, y que, además, por lo que parece, no ha supuesto ninguna pérdida al restaurante, pues será una medida legal, pero creo que nada ética a mi parecer. La lección que aprendo de todo esto es que no ha merecido la pena ser educado, ni preocuparse en llamar al restaurante para buscar una solución ante una situación de suma fuerza mayor, ya que ante la carencia absoluta de empatía por parte de este restaurante, mejor hubiera sido hacer un “no show” en toda regla y no perder el tiempo.
Por cierto, solicité una factura del cargo realizado que sigo esperando. Parece ser que esa celeridad máxima a la hora de realizar el cargo se convierte en desidia absoluta a la hora de cumplir con el...
Read moreWe dined here to celebrate my girlfriend’s 50th birthday. It wouldn’t surprise me if the chef earns a Michelin star in the near future despite being relatively newly established. It was a wonderful experience. I’ve dined in a fair number of high end restaurants and have also worked in a number of them as well and Lur is equal on every level. Our dietary choices were checked and catered for and we had almost a bespoke menu prepared for us. We also went for wine pairing for each course. If you’ve never tried this before you definitely should, it adds a whole new dimension to your dining experience. The food was exquisite, beautifully presented and the service was professional and discreet. The processes to prepare each course must have been extensive so it’s a real delight to experience. A couple of the courses weren’t quite for our palette (British) despite being adventurous in cuisine. That’s just how it goes and certainly isn’t a reflection on the over quality & experience. Lovely people and a lovely evening. We didn’t take photos as we just enjoyed...
Read moreEse sitio del que diré: “Yo fui cuando estaban empezando y tenías mesa de un día para otro”. Si a LUR en un futuro no demasiado lejano le dan una Estrella Michelín, no me sorprenderá y me alegraré mucho. La pareja joven que lo regenta ha aprendido bien entre los fogones de un mito de la cocina vasca 'Zuberoa' y mima todos lo detalles. El local es precioso y comodísimo, apenas cuatro mesas, la comida es una pasada con productos de kilómetro cero cocinados con toques de vanguardia, y el servicio está lleno de atención y cariño. Están deseando hacer las cosas bien.Y empiezan por el pan. Su pan de brioche con mantequilla ahumada es una cosa deliciosa. En LUR tienen una carta mediana que por así decirlo te permite diseñarte tu menú degustación. Empezamos la cena con los aperitivos de la casa. Una maravilla tanto el canapé de bonito con verduras como el falso ravioli de cocido madrileño con toque de hierbabuena. Seguimos con tres entrantes. El tomate con gamba blanca (para algunos de los comensales lo mejor) la flor de alcachofa con salsa de queso comnté y por último sus raviolis de jabalí con yema de huevo y tuétano. Para mí estos últimos son un resumen perfecto de su cocina, un platazo con toques tradicionales y guiños modernos que está lleno de sabor. Para probar más cosas cada uno de los comensales pedimos un segundo. De los pescados nos quedamos con la raya a la parrilla (tienen parrilla de carbón en la cocina y la usan estupendamente) y de las carnes con el pato azulón. Para terminar pedimos la tarta de chocolate con helado que es la mejor que me he comido en años. Su carta de vinos no es muy extensa pero tiene de todo y con referencias poco conocidas. Cenamos con Siesto, un vino de Toro muy rico con mucha potencia y después pedimos un par de vinos dulces. En resumen por unos 75 euros comimos a un nivel excelente que en otros lugares de más renombre te puede salir muy por encima de la centena. Aparte, en la terraza tienen una versión más informal y económica de su cocina. Volveremos a seguir probando y viendo su evolución. Estaba todo...
Read more