Local perfectamente ubicado en el centro de Murcia, con una barra muy apetecible, un salón agradable para disfrutar sin agobios, y con una terraza prometedora que tendré que catar en futuras visitas.
Amplio recorrido de materias primas, sabores y experiencias.
Menú degustación de 11 pasos.
Vamos a perdonar que sirvan Heineken y Águila... porque también ofrecen Alcázar (cervezón donde los haya) y algunas artesanas que no probé.
También pudimos tomar un vermú murciano muy interesante.
Ya sentados, de primeras, unas huevas en dos temperaturas que... ya me dejó claro el nivelazo que nos esperaba. Brutales.
Seguimos con mar, y dos rondas de ostras (naturales y con ponzu). Madre mía; qué barbaridad... (me gustaron más la de ponzu).
(nos avisaron que conviene avisar que se van a querer ostras al hacer la reserva... porque vuelan)
Seguimos con más mar, con unos montaditos a base de toro raspado... que fue de lo que más me gustó del recorrido.
Pasamos a carnes.
Raviolis (no soy forofo y no aluciné mucho; nos destacaron el poderío de la reducción que acompañaba a los raviolis, pero me pilló fuera de juego).
Chato Pekín: una pasada. El cuerpo pide que te pongan otra ronda de este paso, pero no sé yo si el cuerpo aguantará tanto poderío.
Ajoblanco con navaja gallega: creo que tienen que matizar este plato. A mí me sobró el sabor a frutos secos... pero ¡en la mesa hubo quién sugirió potenciar aún más los frutos secos! Desde luego tiene evolución.
Burrata con cogollos a la brasa, que fue más efectiva que sorprendente, para refrescar, hacer pausa, y transición. La base de remolacha y tomate... ¡lo mejor!
Ventresca de atún... que se quedó como otro de los platos destacados de la ronda. Muy melosa, en su punto de sabor y textura. Perfecta.
Ya llegamos a las carnes principales tras un duro rodaje, y nos permitió rebasar alguna frontera más.
La sorpresa de la Chuleta de Chato (que da nombre al restaurante; al parecer se trata de una raza autóctona de cerdo). Ay, esas patatas con bourbon. Boom!
Y un cierre con carré de cordero, al que creo que le falta evolucionar y cobrar más personalidad.
Postres de tarta de limón (vale, no la probé; había sido un camino largo); y tarta de queso... y no cualquier queso: queso azul murciano. Boooooom!
Vinos... uf! Un cava sobre base de palo cortado. Rosado, manzanilla. Tocai (no dulce). Una creación del jefe de sala y sumiller en base a palo cortado y vermú (creo recordar), con fuerte toque ahumado, que me dejó totalmente prendado.
Más complicado en los tintos, donde fue más difícil encontrar equilibrio y, sobre todo, construir sobre la base previa...
Fue maridaje, pero pudimos echar ojo a la cava y... vinazos, para sorprender.
Vuelvo fijo. Y...
Read moreVoy a tomarme cierto tiempo para escribir esta reseña, porque últimamente no acierto demasiado con los sitios nuevos, por lo que la comida del Sábado pasado significó una doble alegría: disfruté y rompí una tendencia mala
Y sí: en el Chato disfrutamos mucho por muchas razones
Comimos y comimos y comimos en un amplísimo menú degustación de 11 pasos + postre que atacamos sin pausa pero sin prisa, aprendiendo mucho y disfrutando más
Comenzamos con huevas en dos texturas: adjunto reportaje gráfico: muy muy sorprendentes Y de ahí ni más ni menos que ostras de Cambados que degustamos en dos presentaciones: Natural y con Ponzu. Sublimes. Hay ostras y ostras: estas eran de la segundas Segimos con su tosta de atún de Almadraba: exquisito toro de atún en su punto justo de grasa, delicado y con mucha personalidad. El ravioli de cocido fue uno de mis pasos favoritos gracias a una majestuosa reducción, pero reconozco que yo "mato" por un ravioli, y acto seguidos pasamos a uno de los platos insignia de la casa: el chato pekín Desconocía que el chato es una raza porcina oriunda de la zona y de ahí su protagonismo en todo el restaurante. No soy partidaria en las reseñas de explayarme en detalles sobre un plato concreto para no restar parte del efecto sorpresa al futuro comensal, sólo voy a decir una cosa: ese crujir en la boca te vale en sí como justificación para toda la visita. Y vivo a 400 kilómetros...creedme: salvaje
El salto a los dos siguientes platos, ajo blanco con navaja (el más trasgresor de la carta desde mi punto de vista) y la burrata con cogollos a la brasa, fueron divertimentos idóneos para pausar un poco y prepararse para los pasos más rotundos que venían después: -Ventresca con confitura de pimiento. Aquí comentar que alguno de mis amigos estuvo a punto de ponerse a llorar al probarla: era imposible contenerla en boca porque se deshacía...una delicia -Chuleta de Chato: un plato honesto, rotundo que te permitía saborear al rey de la casa. Las patatas al Bourbon fueron casi motivo de pelea a la hora de repartir entre los comensales -Y finalmente el cordero: con lo difícil que es que sorprenda un asado y lo mucho que nos gustó.
Cerramos con dos tartitas: queso (con sorpresa...ahí lo dejo) y de limón que aportó un cambio de registro divertido ¿Bebimos? Pues claro: mucho y bien Hay una muy buena carta que te permite mantenerte en lo tradicional o aventurarte a lo menos conocido, pero sobre todo hay un gran jefe de sala que como Sumiller no tiene precio. Bien de precio, bien de tiempos, bien la atención, bien el local... En resumen: que Murcia ha molado siempre, pero ahora...
Read moreEste sitio es de una calidad excepcional. Uno se da cuenta desde que cruza la puerta.
La localización, perfecta, en el centro de Murcia, en Pérez Casas, perfecto para tomar una copa por la zona después de comer. La decoración, cuidada. Un sitio de buen estar, sin ostentaciones. El servicio, ya lo querrían los mejores restaurantes. Se agradece que Pablo, uno de los dueños, se pase a saludar e interesarse por los comensales. El sommelier no puede ser más amable, con todo lo entendido que es. Aprovecha para pedir algún vino distinto. Se adaptará a tus gustos.
Y ya pasando a la comida, tenemos un menú con la longitud perfecta para ofrecer todo tipo de opciones, con todo tipo de precios, sin extenderse al punto de lo inabarcable. Me encanta que se hayan especializado de alguna manera en el chato murciano, porque apostar por producto local, y saber tratarlo y cocinarlo de distintas maneras, hace de este sitio un restaurante único.
Llama la atención la sección de “snacks”, que no tapas, muy elaboradas, ingeniosas, súper sabrosas, y asequibles. Cuándo termine la pandemia pasaré a tomar unos snacks y un vino a la zona de barra. No cabe duda. A destacar el snack de chato, sobre su propia piel crujiente, que es simplemente una delicia.
Como platos principales, manejan carne y pescado, en su justa medida. Nosotros pedimos el porterhouse de Jersey, riquísima carne a compartir entre dos personas, con forma de t-bone (mitad chuletón sabroso, mitad “enorme” de solomillo). Nos reservamos para probar la langosta azul, por la que estamos deseando volver.
En fin, platos originales, arriesgados (huevo poché con crema de coliflor, súper autentica), y, lo mejor, acertados. Creo que esta mezcla los hace característicos, reconocibles. Creo que no hay mejor halago, con la oferta gastronómica actual en España.
Y por último, de entre los postres, a destacar la tarta de queso más deliciosa que he probado en mi vida. Artesanal, con sabor potente a queso, pero con dulzor, como postre que es, nada exageradamente fuerte.
En fin, que deseando volver, la verdad, y seguir probando su carta. En cuanto al precio, como digo, variopinto, en función de lo que uno pida. Justo.
Gracias por el trato. Un sitio especial. Hay que ser agradecido cuando a uno le tratan bien y por eso no quería perder la oportunidad de comentar. Solo siento no acompañar la review de fotos que prueben mis palabras....
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