Espacio histórico de suma importancia en la vida cotidiana de la ciudad de México. La iglesia y el ex convento dominico parecen ajenos al ajetreo urbano y comercial del portal de los evangelistas, en especial, a la actividad comercial de los cajones de imprenta que los transeúntes visitan. Además, los edificios de índole civil y comercial alrededor de la plaza, a saber, el antiguo edificio de la Aduana y el palacio inquisitorial, de majestuosa portada achaflanada, sedes de la Secretaria de Educación Pública y del museo de Medicina de la UNAM, respectivamente, revisten al conjunto arquitectónico con un aire de nostalgia gracias a la cantera y el tezontle tallado que exhiben en sus paredes. La traza de la plaza es del siglo XVI, ésta fungía como el preámbulo de paso y recepción social de las comitivas de funcionarios civiles y religiosos, antes de alcanzar la Plaza mayor, hoy conocida como el "zócalo" por el pedestal que se erigió en el siglo XIX para una efigie ecuestre. En el espacio del atrio de la iglesia y los portales de comercio se preparaba una recepción festiva para los dignatarios peninsulares, principalmente, virreyes, arzobispos y cabildo, quienes provenían de la metrópoli para ocupar sus sedes de gobierno; arcos triunfales, piras efimeras y festivos pendones engalanaban las calles y los balcones de los edificios adjuntos. La orden de santo Domingo de Guzmán, fundada en el siglo XV para enfrentar la herejía musulmana, asentó su convento grande e iglesia principal con el fin de evangelizar a los naturales del valle de México Tenochtitlán. A partir de esta sede, se administró la actividad religiosa de la orden mendicante en las diferentes provincias de la Nueva España. Es obligatoria la visita a la iglesia y acercarse a sus capillas y retablos barrocos, de soporte salomónico y estípite, y admirar la ornamentación de la capilla del Rosario. Por último, la calle contigua, Leandro Valle, ofrece a la vista los arcos y el patio primitivo del claustro del siglo XVI.