Der Puente del Rey breitet sich vor mir aus wie ein stiller Wächter, der die Geschichte Madrids über die Jahrhunderte hinweg getragen hat. Mit seinen soliden, klaren Linien und dem grauen Granit, der im Licht des Tages schimmert, wirkt die Brücke majestätisch und zugleich unaufdringlich. Ihre Bögen, elegant geformt, spannen sich über das flache Flussbett des Manzanares, das sich gemächlich seinen Weg durch die Stadt bahnt. Hier, wo der Fluss leise fließt, scheint die Zeit für einen Moment stillzustehen.
Die Brücke wurde im 19. Jahrhundert erbaut, genauer gesagt im Jahr 1816, während der Herrschaft von König Ferdinand VII. Sie diente einst als Verbindung zwischen dem königlichen Jagdrevier des Casa de Campo und dem Palacio Real, dem prächtigen Königspalast. Als ich sie betrete, stelle ich mir vor, wie königliche Kutschen über diese Brücke rollten, um die Monarchen zu ihren Ausflügen zu begleiten. Die Breite der Brücke, ungewöhnlich großzügig für ihre Zeit, deutet darauf hin, dass sie nicht nur für Fußgänger und Reiter, sondern auch für prunkvolle Kutschen gebaut wurde – ein Zeichen des königlichen Anspruchs.
Heute ist der Puente del Rey Teil des modernen Madrid Río-Parks, einer grünen Oase, die sich entlang des Flusses erstreckt. Die Transformation der Umgebung ist beeindruckend. Wo früher Industrieanlagen und vernachlässigte Flussufer dominierten, erstreckt sich nun ein gepflegter Park mit Spazierwegen, Radwegen und Wiesen, die von Familien, Sportlern und Erholungssuchenden bevölkert werden. Von der Brücke aus habe ich einen weiten Blick auf die Landschaft des Parks. Kinder spielen auf nahegelegenen Spielplätzen, während Jogger gleichmäßig ihren Rhythmus finden und Radfahrer an mir vorbeirauschen. Es ist ein lebendiger, aber dennoch friedlicher Ort.
Unterhalb der Bögen des Puente del Rey zieht der Fluss eine sanfte Linie durch die Stadt, sein Wasser glitzert unter der Sonne. Moderne Fußgängerstege, die den Fluss queren, bilden einen Kontrast zu der alten Brücke, und doch scheint alles harmonisch miteinander zu verschmelzen. Auf beiden Seiten des Flusses säumen Bäume die Ufer und werfen ihre Schatten auf die Wege, die parallel verlaufen. Die Natur hat sich das Gebiet zurückerobert, und es ist schwer vorstellbar, dass dieser Ort einst von Verkehr und Lärm dominiert wurde.
Wenn ich über die Brücke blicke, sehe ich in der Ferne die beeindruckende Silhouette des Palacio Real. Die goldene Abendsonne fällt auf seine Fassaden und verleiht dem Anblick eine zeitlose Pracht. Hinter mir erhebt sich die grüne Weite des Casa de Campo, die einstigen königlichen Jagdgründe, die jetzt ein öffentlicher Park und ein beliebtes Erholungsgebiet sind. Der Puente del Rey verbindet diese beiden Welten, eine Brücke zwischen Geschichte und Gegenwart, zwischen königlicher Eleganz und dem modernen Leben Madrids.
Ich lehne mich an das steinerne Geländer der Brücke und lasse meinen Blick schweifen. Die Luft ist erfüllt vom Lachen der Kinder und dem fernen Rauschen der Stadt, doch der Puente del Rey bleibt unbeeindruckt, ein stummes Denkmal, das die Jahrhunderte überdauert hat. Die Steine unter meinen Füßen erzählen von den zahllosen Füßen und Rädern, die sie berührt haben – von Königen und Königinnen bis zu den unzähligen Menschen, die heute hier entlangspazieren. Es ist ein Ort, der Ruhe ausstrahlt und dennoch voller Leben ist, ein perfekter Ausdruck der Seele Madrids.
Stand: 19.11.2024
Die alten Träume waren schön. Sie gingen nicht in Erfüllung, aber ich bin froh sie...
Read moreServía para dar acceso a la Casa de Campo, cuando ésta era propiedad de la Corona. Hasta su construcción, este papel lo cumplía el puente más antiguo de la ciudad, el de Segovia. Este puente fue construido durante el reinado de Fernando VII para comunicar los jardines del Palacio Real con el Real Sitio de la Casa de Campo.
Antes del actual, existió otro puente de madera, realizado por el arquitecto Juan de Villanueva para José I Bonaparte. El nuevo rey de España se encontraba en medio de una situación política inestable, y buscaba una salida rápida desde el Palacio Real. En caso de tener que escapar de la capital, se comunicó el Campo del Moro con la Casa de Campo mediante un túnel bajo el actual Paseo de la Virgen del Puerto (que aún se conserva) y esta pasarela sobre el Manzanares. Tanto este puente como los de Viñuelas se realizaron entre el siglo XVIII y principios del XIX. Son obras de sillería en las que se pueden apreciar diferentes directrices (rebajada escarzana, bóveda carpanel... etc), algo lógico teniendo en cuenta que fue un periodo en el que aumentó el interés por saber cómo se comportaban los puentes en cada uno de los tipos de construcción.
La culminación de esta etapa de la ingeniería española es el puente del Rey, considerado el primero de su clase. De hecho, se debe enmarcar dentro de un nuevo momento histórico para la ingeniería de puentes.
Se trata de una estructura de tipo Perronet, donde las pilas son lo suficientemente esbeltas como para no tener que soportar los empujes desequilibrados de los vanos que soporta. Esto obligaba a que todo el puente fuera cimbrado a la vez. Pero, a cambio, la sección hidráulica y la ligereza de la obra aumentaban considerablemente. Se trata de un puente de fábrica mixta, con sillería de granito en tímpanos, roscas, pilas y pretiles, y con ladrillo en las bóvedas.
Las pilas tienen tajamares de sección semicircular en sus dos frentes, y están coronadas por sombreretes cónicos gallonados. Las claves de las roscas, que sobresalen algo del plano de éstas, así como un disco decorativo en el tímpano (a eje de cada una de las pilas) son de piedra de Colmenar. La imposta que marca el tablero del puente incluye gárgolas de granito en media caña sobre las claves, así como en los ejes de las pilas.
El puente ha sido muy reformado, destacando una ampliación aguas abajo que reproduce el alzado de aguas arriba. La franja intermedia, de nueva construcción, se resolvió con vigas de hormigón.
Con este ensanche, el puente perdió dos de sus seis arcos originales. En su origen constaba de seis ojos con bóvedas de arcos escarzanos de 8 m de luz, apoyados sobre pilas de 2 m. Quedaron enterrados durante los trabajos de canalización del Manzanares a su paso por la ciudad. No obstante, pueden apreciarse en dos planos del siglo XIX como son el de Madoz y Coello y el de Ibáñez de Íbero. Finalmente cabe recordar que, cada año, la conocida como Fiesta de la Trashumancia pasa por la Casa de Campo e introduce los rebaños de ovejas en Madrid cruzando por el...
Read moreThe Puente del Rey, or the King's Bridge is a bridge that spans the River Manzanares connecting the left bank with the royal palace, which at the time was in the process of being built after the Spanish capital moved to Madrid.
It's a fairly shallow arched stone bridge and is quite plain and doesn't really have many interesting decoration apart from the stirrups decoration at the end of the arches just above the water.
The bridge does take you out to Parque de Atracciones de Madrid, but don't go out of the way to...
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