Al ingresar al espacio confinado de Cuervo Café, uno no puede evitar sentir una evocación casi kantiana del concepto de la cosa-en-sí; el lugar se presenta como un microcosmos del Zeitgeist contemporáneo, un intento audaz de conjugar el espíritu de lo estético con la prosaica rutina de lo cotidiano.
Blend de Café: El flat white, engendro de una diégesis que une el fervor brasileño con la sutileza colombiana, se erige como una dialéctica del ser y el no-ser en una taza. El equilibrio de la temperatura trasciende la mera fisicalidad del calor; es la apoteosis de la phronesis barista, una manifestación que se aproxima a la Idea platónica del café, sin caer en las redes vulgares de la espuma sobredimensionada que tiende a plagiar las identidades líquidas del cappuccino.
Medialuna: Ah, la medialuna... una paradoja envuelta en masa. Se mueve en el limen entre el dulzor tenue y la sequedad lacónica, sin abrazar la exuberancia del croissant ni la humildad intrínseca de la medialuna argentina. Es, en términos nietzscheanos, un intento fallido de ser más allá del bien y del mal panadero, una voluntad de poder que queda frustrada en su indefinición.
Precio: En cuanto al precio, 4200 pesos por un flat white, se siente como una suerte de nihilismo económico encarnado. Como si el establecimiento, en su sagacidad sutil, buscara inducir una experiencia sartreana de la náusea monetaria, dejándonos despojados, alienados en nuestra conciencia de consumidor.
Atención al cliente: Sin embargo, los rostros sonrientes del servicio evocan una simpatía casi socrática, un diálogo silencioso que apela a la buena disposición del cliente para participar en este pequeño teatro de lo cotidiano. Se nos atiende con la prontitud de la eudaimonía, como si sus sonrisas fueran el testimonio de un alma que ha encontrado su virtud en la hospitalidad.
Ambiente: El entorno está impregnado de un aire de melancolía intelectual, con su máquina de escribir evocando un tiempo pretérito donde la palabra escrita aún era un acto de creación artesanal. Los libros diseminados en el espacio actúan como memento mori culturales, recordándonos que, aunque la modernidad se apodere del café, el espíritu del pensamiento aún encuentra un refugio entre sus paredes.
Conclusión: Cuervo Café es un locus filosófico donde lo mundano y lo sublime colisionan en un conflicto existencial. Es una experiencia que oscila entre la aporía de la tradición y la innovación, un lugar donde el café se transforma en el simulacro de su esencia, y donde el precio es una metáfora de la finitud de nuestros recursos y de nuestra inevitable confrontación...
Read moreAfter living in Argentina for 11 weeks and hopping around to many cafe. I found the perfect one. Cuervo is my favorite cafe in Buenos Aires. The whole experience overall is superb. Good coffee, good vibe, good song and good people. My favorite menu was Flat white and Avocado smash. Americano and Carrot cake are good too. In BA, it's hard to find the place where they can do the perfect flat white but this place exceeded that. During the weekend might be a bit crowded but will always find the space. I highly recommend...
Read moreI found this charming café during my stay in Argentina, and it quickly became one of my favorites. Their croissants are perfectly flaky, the coffee is rich and smooth, and the avocado on toast is simply delicious. What made it even better was that the staff spoke English, which was incredibly helpful since English speakers are not so common here. The staff were friendly and made me feel at ease. It’s the perfect spot to relax and enjoy a great breakfast or coffee....
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