EXPERIENCIA DECEPCIONANTE Y COMENTARIOS HOMÓFOB0S EN OSMOSIS
Ayer acudí al restaurante Osmosis con mi pareja, en una cena que nos habían regalado unos amigos. Aunque la comida estaba muy buena y los platos y maridajes nos fueron explicados de manera detallada, la experiencia general fue extremadamente desagradable y decepcionante por varios motivos.
En primer lugar, la reserva estaba hecha para la primera planta, un espacio más acogedor, pero nos ubicaron en la planta baja, donde las mesas son barras altas y el ambiente era bastante frío. Sin embargo, esto fue lo de menos comparado con lo que ocurrió durante la cena.
En mitad de la velada, escuchamos claramente a uno de los camareros hacer comentarios homófob0s en voz alta, refiriéndose de manera despectiva a un cliente que se encontraba en la primera planta. El camarero dijo: “el maric* no quiere ni ravioli ni carne, pero rabo sí que come”, y lo repitió una segunda vez. Este tipo de comentarios no solo son ofensivos, sino que constituyen un delito de odio, además de antentar sobre la libertad sexua| de la clientela. En un espacio público como un restaurante, donde cualquiera puede sentirse identificado con el colectivo LGTBIQ+, este tipo de actitudes son intolerables y generan un ambiente violento y desagradable.
Cuando el camarero se acercó a nuestra mesa le expresé mi malestar, en lugar de disculparse, se puso a la defensiva. Primero intentó justificarse diciendo que era una conversación privada (a pesar de que hablaba en voz alta en una cocina abierta donde todo se escucha) y luego insinuó que yo me lo estaba inventando, tratando de invalidar mi experiencia. Esta actitud fue sumamente frustrante y ofensiva.
Pedí en varias ocasiones hablar con el propietario, pero no se presentó hasta la cuarta vez, después de insistir en que me dieran la hoja de reclamaciones. El camarero se mostró reacio a darme la hoja y llegó a decirme: “pareces una chica muy formal y muy educada, y luego haces esto…”. Este comentario no solo fue condescendiente, sino que también refleja un pensamiento machista, como si el hecho de ser mujer y educada me impidiera expresar mi descontento ante una situación tan grave.
Finalmente, cuando el propietario apareció, su actitud fue igual de decepcionante. En lugar de reconocer el error y disculparse, minimizó la situación, diciendo que no era una ofensa directa hacia mí y restándole importancia. Además, el hecho de que no tuvieran la hoja de reclamaciones disponible y tuvieran que salir a buscarla fuera del local me hizo pensar que intentaban darme largas para evitar que formalizara mi queja. Cuando le dije que tenía prisa, el propietario respondió con malos modales, diciendo: “es que no pasas una?”. No, no puedo “pasar” comentarios homófob0s, ni actitudes violentas, ni la falta de profesionalidad de un establecimiento que debería ser un espacio seguro para todos.
Durante el resto de la cena, el ambiente fue incómodo. Desde la cocina se escuchaban comentarios como “ahora es que no podemos hablar”, y uno de los cocineros me miraba de forma agresiva durante toda la velada. Lo que debería haber sido una noche especial se convirtió en una experiencia desagradable y violenta.
En definitiva, el restaurante Osmosis no solo falló en brindar un servicio profesional y respetuoso, sino que permitió y minimizó comentarios homófob0s en un espacio público. Un restaurante debe ser un lugar seguro e inclusivo para todas las personas, independientemente de su orientación sexua|, origen o identidad. Lamentablemente, este no es el caso de Osmosis. La hoja de reclamaciones llegará a Consumo, y espero que esta situación tenga consecuencias para que no se repita con otros clientes. No recomendaría este...
Read moreRestaurante Osmosis lleva ya 10 años sirviendo menús degustación. Un década dedicada a dar gusto al paladar con sus elaboraciones en la cocina y con sus escogidos vinos para maridar y que ha conseguido mantener un nivel alto. El comienzo es la materialización del proyecto de dos amigos, Frederic Fernández en los fuegos y Nacho Montes en la bodega. Ubicado en la céntrica calle Aribau número 100 de Barcelona, heredaron el nombre de un anterior restaurante en el mismo lugar que apostó por la cocina molecular. Desde el momento en que cogieron las riendas se preocuparon siempre por cuidar los detalles haciendo que sean parte de su identidad. Detalles sutiles, casi imperceptibles pero que marcan la diferencia: hasta los aderezos son seleccionados a conciencia, distintos, incluso pueden llegar a ser imperceptibles si no te fijas. Pero están. Nunca han tenido carta, pocos restaurantes se atreven a algo así y sobre todo, pocos restaurantes pueden aguantarlo 10 años. Solo con un menú degustación semanal al principio y actualmente cada 15 días, siempre y cuando la provisión de producto fresco y de temporada lo permita. Una fórmula con la que pueden ser más flexibles sin tener que condicionar sus platos a no encontrar el ingrediente en el mercado y que ha generado un valor de más de 500 menús y 2.000 platos.
Disfrutamos del menú "El millor març" en su formato de 7 platos. Foie micuit con manzana a la vainilla. espués de probarlo se entiende enseguida el porqué de esta decisión. Cremoso y dulce sin empalagar maridado con un Pedro Ximenez sobremadurado que, como muchos otros entre sus más de 200 referencias, es un vino escogido personalmente y embotellado para ellos. El Menjar blanc (manjar blanco) es un plato típico de la gastronomía catalana, más concretamente de la parte del Sur Tarragona cuyo origen se remonta a la época medieval y que normalmente se toma como postre, pero no siempre es así. En Osmosis optaron por introducirlo en un plato salado: con panceta ibérica y fresas de El Maresme. Arroz en su punto combinado con un buen producto de temporada como son los guisantes de Llavaneres, un pescado de roca, Salmonetes de Roses servidos con un bizcocho con cacahuetes, espinacas frescas y miel. Deliciosos junto con el cava que solo se puede degustar en Osmosis, un Brut Nature de Xarel.lo, Macabeo y Parellada, bautizado con el mismo nombre del restaurante. Cordero confitado con naranja sanguina caramelizada y leche de oveja. 24 horas al vacío a 65 grados es el tiempo que se necesita para llegar a que el cordero conserve todo su jugo y quede tan tierno como el que probamos. Los postres estaban a la altura del resto del menú: sublimes. Aún siendo muy distintos, los dos mantenían un equilibrio. En su punto, dulces pero sin saturar. Texturas de manzana con sidra y yogur de pimientas, que otorgaba una mezcla de sabores contradictorios que en este postre encontraban la armonía y chocolates con especies y frutos secos, en el que diferentes proporciones de cacao se manifiestaban en texturas desiguales. Un menú muy sobresaliente que me hace reflexionar sobre la cantidad de platos que seguramente no han sido elegidos pero serían dignos de estar en la palestra. De los que probamos, no dejaría ninguno de lado, y hago especial hincapié en su gran acierto con...
Read moreServicio malo, arruinaron un aniversario que recordaremos por el final de fiesta y no por el conjunto. Una pena.
Por partes: La comida: Muy notable. A ratos excelente. El servicio: Entre malo y amateur.
Versión ampliada en Tripadvisor, aquí la resumo por limitaciones de espacio y me limito al capítulo fina:
Nos cobraron el mantel porque el niño pinto parte de él con ceras lavables.
Qué pudo haber pasado? Pudieron haber preguntado antes, e incluso pudieron haber cobrado el mantel por no creerse lo de las pinturas lavables, argumentando lo que fuere. Si el restaurante piensa que ha perdido ese mantel, es normal que lo cobren. Punto.
Qué pasó? Lo pasó en la factura, para qué dar explicaciones? Cuando preguntamos, su tono era pseudo-agresivo, y pronto derivó en criticar el cómo educábamos al niño (si son pinturas lavables, no pasa nada, os costará más el chocolate o el aceite, no hay perjuicio, no hay problema), lo cual fue altamente desagradable e insultante. Al rato, vino con agua a intentar lavar las ceras del mantel allí mismo, in-situ. Ridículo y lamentable. Con eso le dices a tus clientes que mienten. Ostras. No les digas esto, porque da igual si mienten o no, cuando les acusas ya es irreversible. Si quieres cobrarlo, lo cobras, pero no hagas eso. Con todo la cera se disolvió bastante sin fregar y a temperatura ambiente. A 60 ºC y lavadora doméstica, ni rastro (comprobado). A 90 ºC y lavadora industrial, adivina. Pero al final decidió que no debía cobrarnos el mantel porqué habíamos acudido allí a disfrutar. Hombre, entonces ya era tarde. Pero eh, si rectificas pues a ver, pero hazlo bien! No lo hizo, la rectificación fueron 4 palabras vacías y dejar un billete de 20€ en la mesa. Claro hombre, y tira cacahuetes ya puestos.
En una factura de 500€, 15€ no son el problema. Bien que nos emplataron un pastel que trajimos, y lo cobraron. Y perfecto. No sé si lo hicieron pero el niño comió pan y tuvo cubiertos, se le podría haber cobrado el servicio, claro que sí. O podrían haber cobrado un cánon de grupo, en algunos países se hace, no pasa nada. Es que si en lugar de 500€ al final nos sale a 600€, se hubieran pagado porque siempre vas con un margen de precios que estás dispuesto a pagar sin rechistar.
El problema no fueron los 15€, fue su gesión del tema. En Tripadvisor hago un resumen de lo que fue la comida y francamente, el servicio tiene mucho margen de mejora. Una pena porque al final, por 15€ euros que les hicieron perder una propina de 20€, es decir, por nada, arruinaron un aniversario al que recordaremos por ese final. Hombre, pues no hace falta la verdad, una pena haberlos escogido, y una pena que...
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