Restaurante la Butaca de Betty — Restaurant in Las Palmas de Gran Canaria

Very disappointing! It started with good wine recommendation, and we got complimentary cheese and bread. That was the highlight of the night. It was Valentines night, with only few tables arranged for dinning. Menu looked interesting, not much of variety but very tempting descriptions. We ordered ceviche, which was basically over-lemonated salad, in super tiny portion. It contained few pieces of cod, few slices of fresh zucchini, tomato, and something like spinach perhaps. Next order was rolls of cheese and meat, again small portion, cheese bites were ok, but meat ones a bit odd taste. And as main dish we ordered a specialty of the house, lubina fish stuffed with spinach dressing. Fish was falling apart like it was overcooked and had no taste. It was served with one half of small zucchini and few strips of green beans - with no any taste or seasonings. We made joke if we order a dessert, they would serve one quinoa grain for share. But worst part was the cook and her attitude. Only positive comment is for the waiter who was very pleasant and tried to serve us all, and he recommended the good wine. Chef was yelling multiple times from the kitchen at him, who was in the dinning area. I found it very tacky. Especially as it was dinner for Valentines. At some point she yelled: Dessert! and he answered: Coming! She yelled back: Not coming, NOW! I was shocked, what a disrespect. Not to mention all food was frozen and taken from the freezer in front of us. And prices, not matching anything, from service,...

Exquisito!!! Hemos pasado cientos de veces por delante y nunca nos habiamos animado a ir, pero nos encantó, cada uno de los platos superaba al anterior. Desde el entrante de cortesía hasta los postres, en una calidad precio mas que justa para la zona. Diferente, innovador y muy apetecible. Repetiremos!

EDITO TRES SEMANAS DESPUÉS: Lamentándolo mucho, le bajo a 3 estrellas. Hoy ha sido un absoluto desastre. El entrante de cortesía eran papas arrugadas de microondas, que además no tuvimos cubiertos para comerlas hasta que se enfriaron, las cogimos con la mano. Nos trae pan de hace dos días, se lo hacemos notar y nos dice que "va a calentarlo y lo vuelve a traer", así hace y además lo cobra. Los platos tardaron una media de 25 minutos cada uno en llegar, no había manera de pedirle más de una cosa porque apenas habías terminado de pedir la primera (un plato, otro refresco) ya se había ido... El cordero tenía una salsa excesivamente fuerte, con unos perdigones de pimienta negra que menos mal que no me los comí sin querer. Las guarniciones frías, y malas caras continuamente. Se le comentó, en un gesto de empatía, si es que hoy no tenía ayuda, como dando a entender que comprendíamos que estaba solo y que iba más lento de lo normal, a lo que contesta "yo NUNCA he tenido ayuda". Perdona pero hace tres semanas el servicio fue IMPECABLE porque había alguien más de apoyo. No ofreció postre... Dudo...

Desde que oímos hablar de este restaurante teníamos ganas de hincarle el diente. Así que la semana pasada finalmente nos decidimos. Y, ¡¡¡menudo acierto!!! Cómo fuimos para cenar, nos decantamos por un picoteo, más que por principales. Pero estamos deseando volver para poder probar más cositas!! En esta ocasión pedimos los lumpiangs, que estaban deliciosos; la tempura de aguacate, sorprendentemente cremosa y sabrosa; las gambas con chorizo, igualmente sorprendentes y ricas; y el secreto ibérico, jugoso y perfecto. De postre tomamos la tarta de queso. Que aunque estaba muy rica, no fue lo más espectacular de la cena. El trato del encargado fue fantástico y el vino tinto, ecológico y vegano, estaba de 10. Además, el precio es perfecto para la relación...