La comida está rica. Pedimos: Croquetas, Gyozas, Pan Bao negro y Gambones en costra de Kiko. Nos gustaron especialmente las gyozas. Precios acordes a la comida, en mi opinión. La valoración es por los siguientes motivos:

1. Pedimos al camarero que nos aconsejase si era mucho para 2 o no. No quiso aconsejarnos, sin embargo se pasó todo el tiempo diciéndonos que a ver si éramos capaces de comer todo, metiendo presión por acabar, etc. Quitó parte de las decoraciones de los platos sin habérselo pedido, hacía comentarios que no procedían (daba por hecho explícitamente que éramos pareja sin serlo, por ejemplo), a mi acompañante le daba palmaditas en la espalda acompañado de un “ánimo" como si lo necesitase para poder con la cantidad de comida, etc. Se quería hacer el gracioso y se pasó de rosca.

2. Al terminar de cenar quisimos ir al baño (5 minutos antes del cierre de la hora del local) y los 3 camareros que estaban allí no nos dejaron (especialmente la camarera), argumentando que estaba fregado y ya estaban cerrando. Le explicamos que estuvimos cenando en la terraza pero insisteron en que no podíamos usar el baño. Increíble que después de hacer consumición no dejen ir al baño!!!! De saberlo no hubiésemos dejado propina.

3. Quisimos cenar en la terraza de cenas y nos dijeron que fuésemos a la terraza de "tomar algo", que no es tan acogedora como la otra para cenar...

4. El local se ha quedado obsoleto estéticamente.

En resumen. El cocinero muy bien. La atención mala. Una pena que, pese a que la comida estaba buena no nos hayamos ido con buen sabor de boca.