You need to walk up a few steps to get to the bar area but well worth the while. They serve pinxos with the drinks and you choose them from a glass swhowcase on the counter. You can also ask the waiter for recommendations if you're not sure what to try. You can have just a drink or just a pinxo. We had one pinxo with brie, chicken, bacon and a mustard sauce which was heavenly. Also tried Spanish tortilla with Roquefort sauce, another with octopus and potato, a local special called "paloma" (a giant crisp type bowl filled with veg and mayonnaise) and another special which was black pudding with bacon and green pepper. All of the above are served on a large slice of bread. Service and attention on behalf of staff was great, very friendly, they even offered to help us carry our 11-month-old down in his pram although they were quite busy. It doesn't have outside seating but being on the 1st floor you have windows overlooking Plaza Mayor. Will go again if we...
Read moreWe waited about ten minutes for a waiter to come and give us a menu. The food was overpriced and very bad. The bread was basically cardboard (they brought us two without asking and then charged us for three, and when we pointed it out the waiter noted we were correct and proceeded to not deduct the charge). The smoked salmon sandwich was slathered in mayonnaise to a sickening degree. The tuna salad was just canned tuna, iceberg lettuce, and canned olives (one of which was spoiled)--worse than a Sodebo boxed salad you buy at a supermarket. The paella was by far the worst I have ever had--the clams were spoiled, the asparagus were fermented, there were more shrimp heads than bodies, and the chicken was all bone no meat. I hope we don't get food poisoning.
This place is more than due for a health and safety inspection.
The good: Historic location. The beer is the same you would...
Read moreEn uno de los rincones más emblemáticos de la ciudad, con las vistas privilegiadas que ofrece la Plaza Mayor, este local se presenta como una parada casi obligatoria para quien pasea por Salamanca. Sin embargo, más allá de su ubicación envidiable, la experiencia deja matices que conviene tener en cuenta si uno busca algo más que el simple encanto del entorno.
Lo primero que salta a la vista es que no estamos ante un restaurante tradicional en el sentido estricto. La oferta está claramente pensada para el visitante de paso, con una carta que abarca tapas y platos clásicos pero que, en la práctica, prioriza la velocidad de rotación y el volumen de comensales por encima del mimo al producto. La cocina cumple, sí, pero sin alardes, y en algunos casos uno tiene la sensación de que se podría exigir algo más por el precio que se paga.
Probé varias tapas, y aunque no estaban mal, tampoco dejaron una huella especial. Las patatas bravas, por ejemplo, llegaron bien presentadas pero sin ese punto crujiente o esa salsa que uno esperaría en un lugar con tanta historia. La carne, en cambio, tenía buen sabor, aunque la ejecución no terminó de redondear el conjunto. En general, se percibe que el producto podría dar mucho más de sí si no se optara tanto por lo funcional.
Ahora bien, hay que reconocer que el servicio fue impecable. El equipo de sala trabaja con una profesionalidad y una amabilidad que se agradece, sobre todo cuando el local está lleno, como suele estar casi siempre. Son rápidos, atentos y resolutivos, y consiguen que la experiencia no decaiga incluso cuando el ritmo del servicio se acelera por la cantidad de gente. En mi caso, no faltó una sonrisa ni una palabra amable en ningún momento, y eso suma mucho.
En cuanto al precio, es justo decir que está algo por encima de la media, pero teniendo en cuenta el lugar donde se encuentra, no resulta sorprendente. Lo que sí es una lástima es que esa tarifa no se corresponda del todo con la calidad de los platos. Da la sensación de que se podría lograr un equilibrio mejor entre lo que se paga y lo que se recibe.
En definitiva, es un sitio que recomendaría más por el entorno y por el trato del personal que por la cocina en sí. No es el lugar donde iría a descubrir la riqueza gastronómica de la ciudad, pero sí puede ser una opción cómoda y agradable para tomar algo y disfrutar del ambiente único que ofrece la plaza. Le pondría un cuatro sobre cinco: notable por el servicio y la ubicación, pero con margen de mejora en la propuesta culinaria.
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