Dar al-Magana, nombre árabe para designar a la casa del reloj, fue construida por el sultán Abu Inan Faris de la dinastía de los Benimerines o Meriníes coincidiendo con los últimos días de la edificación de la madrasa. Su construcción finalizó el 6 de mayo de 1357. En su interior albergaba un reloj de agua o clepsidra. Ali Ahmed Tlemsani (Alí ibn Tlilimsaní), el relojero “muwaqqit” y astrónomo del rey Abu el Hassan fue el encargado de supervisar los trabajos de construcción. Los elementos arquitectónicos aún visibles no permiten discernir bien el mecanismo de su funcionamiento. Sin embargo a partir de los vestigios aún existentes, de los que aún podemos observar en la fachada las 12 ventanas acabadas en arco, por las que seguramente aparecían autómatas, y las 12 plataformas sobre las que apoyaban 12 cuencos de bronce, parece deducirse que el reloj funcionaba según el sistema de las horas desiguales. En este sistema de origen griego, la hora se entendía como la doceava parte del arco diurno recorrido por el Sol, dado que tal arco varía a lo largo del año, la duración de la hora también varía. Presumiblemente, el reloj era accionado por una especie de carrito que se deslizaba de izquierda a derecha por detrás de las doce puertas. El carrito debía estar atado por un extremo a una cuerda de la que colgaba un contrapeso y por el otro a una cuerda de la que colgaba un flotador situado sobre la superficie de agua de un depósito que se vaciaba de forma regular. A medida que el agua de la cisterna se vaciaba a través de un tubo de desagüe situado en la parte inferior del depósito, el flotador de madera descendía impulsando el carrito por medio de cuerdas y poleas y haciendo abrir las ventanas. De cada una de estas ventanas se liberaba una bola de metal que caía en caída libre sobre un tímpano metálico, indicando así la hora del día. Por la tarde el relojero o muwaqqit volvía a poner las bolas metálicas en su lugar y ajustaba el reloj para el día siguiente. Las vigas o canes que se proyectan hacia el exterior del edificio por encima de las ventanas son idénticas a las vigas de la madrasa de Bou Inania y sostenían un pequeño tejado que protegía a las puertas y cuencos. El reloj habría sido abandonado hacia el final del reino de los Meriníes, hace cinco siglos, y desde entonces ha permanecido mudo. Pese a haber sido objeto de numerosas investigaciones, desgraciadamente ninguna persona hasta la fecha ha sido capaz de volverlo a poner en marcha. La parte más importante “Al Fara”, el broche, se cree que estaba fabricada en oro macizo y nunca ha sido reencontrada. El mecanismo del reloj está actualmente siendo reconstruido por ADER FES (Agence pour la Dédensification et la Réhabilitation de la médina de Fès) una fundación para la reconstrucción de...
Read moreThe Water Clock of Fes, located near the Bou Inania Madrasa, is a fascinating historical landmark! Built in the 14th century, this marvel of medieval Moroccan engineering was used to indicate prayer times and other important events.
Although it no longer functions, the intricate design and craftsmanship of the wooden windows and bowls are still impressive. The clock is integrated into the beautiful Dar al-Magana building, showcasing stunning stucco and tile work typical of Marinid architecture.
Visiting the Water Clock offers a glimpse into the advanced knowledge of timekeeping and hydraulics in medieval Islamic culture. It's a must-see for history enthusiasts and adds to the rich historical experience of exploring Fes. Highly...
Read moreNothing much to see just gaze at a wonder of clock built back many centuries to indicate mainly the prayer times, which ran on water. Very easy to miss as it is right in the middle of a chaotic Medina's alleyway. You need to look up and around to spot it. Today is not functional and word is it is being fixed which I'm hearing from more than a year without any concrete...
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