La Quinta — Restaurant in Madrid

El diccionario de la RAE define el término taberna como “Establecimiento público, de carácter popular, donde se sirven y expenden bebidas y, a veces, se sirven comidas.

La Quinta dice no ser una taberna, sino un restaurante de cocina española. El mismo diccionario dice en la segunda acepción que tabernero, ra es la “Persona que tiene una taberna”. Y aquí viene la definición y el concepto del sitio porque al frente de La Quinta hay un tabernero. Un señor tabernero que no tiene nada que envidiar al célebre Antonio Sánchez de Lavapiés.

No te creas nada de lo que dicen las neotabernas de Madrid, que son restaurantes sin barra, a veces caros, con decoración sofisticada y en los que no hay un tabernero.

Ven aquí con el mismo espíritu con el que irías a Mesón de Paredes tras la corrida, pero cambiando Las Ventas por el Auditorio Nacional.

La ubicación es buena, en una gran esquina que permite ventanales que aportan luz y espacio a los comedores. Una pequeña barra con poco uso. Decoración viejuna pero eficaz. Paredes repletas de fotos de desconocidos que supongo han pasado por aquí. Pinturas olvidables. No hay mesas altas ni música y sí manteles en las mesas. Blancos, no de cuadros. ¡Gloria!

Aunque en su web dicen, con humor “Te ofrecemos especialidades mediterráneas, españolas e internacionales recién hechas. Prueba por ejemplo una taza de café caliente”, puedo asegurar que todo es comida casera y tabernaria, con la excepción de la berza y el caldo de perro.

Todo rico y sin complicaciones. Destaco los Taquitos de solomillos a la andaluza (23€) y la Merluza rebozada (23€). El cazón en adobo no es cazón (¿caella?) y las croquetas están harinosas pero es que esto no es un sitio gourmet y hay altibajos.

La carta de vinos es ajustada en precio y extensa en variedad. Y el servicio atento, profesional y amable. El ojo de Diego está omnipresente.

En resumen un sitio honesto, conveniente, que no se pasa de precio y no engaña. Eso sí, ojo al tabernero que sabe...

Es una pena que un buen servicio y una buena comida se estropeen por detalles muy feos en la atención al cliente, y yo no pienso volver. En primer lugar en la web dice bien grande: "aprovecha nuestro aparcamiento gratuito". Pues dice el dueño que no es verdad y que esa web no sabe quién la ha hecho, excelente, y se queda tan tranquilo. Ojo, porque es la web que aparece aquí en google. Pero lo mejor es que un comensal pide unos callos y, cuando el dueño amablemente pregunta qué tal todo, le dice que bien de sabor pero están duros. Y el tipo, sin despeinarse, dice "sí, ¿verdad?, me ha dicho la cocinera que estaban un poco tiesos pero he dicho Vamos a probar". Hala, con un par, y no tiene la delicadeza de ofrecerse a cambiar el plato, a no cobrarlo... Nada, se limita a decir: "Seguro que otro día que los pidas estarán mejor". ¿Eso es un servicio? Le pongo tres estrellas porque la comida estaba rica y en general el servicio bien, pero por esos dos detalles no me volverán a ver por allí, menuda jeta. Porque yo era un invitado, pero si hubiera pagado yo, devuelvo los callos y descuento ese plato y el precio del parking...

No se si leyendo algunas reseñas estoy refiriéndome al mismo lugar. Mi experiencia es en La Quinta en calle García de Luna 1, justo detrás del auditorio. Que Madrid es imposible de caro, que Madrid ha dejado de tener calidad en su comida no puede permitir que el señor de este lugar se permita cobrar desorbitantes precios y sin justificación alguna. Que te diga que no tiene alcachofa con almejas de 18 euros y te proponga sustituir por alcachofa a la plancha con jamón para terminar pagando 30 euros por ellas y no tener jamón, resulta ser un timo. Si además añade 3.50 euros por un aperitivo no solicitado. Si la copa de vino es de a 4.50, la cerveza otro tanto y el postre no casero suma 7.50 acompañado de tisana de 3.50 euros., una se encuentra estafada. Menos mal que el dueño explica que los precios son porque paga a sus camareros a los que increpar delante de los clientes. Ciertamente como el señor ha dicho le quedan meses para no seguir, lo que me pregunto es como ha podido estar todavía aquí con estas...