Como comensal habitual en experiencias de cocina, abordé el menú degustación “Ibicenco” con la expectativa de encontrar una propuesta sólida, coherente y equilibrada. Lamentablemente, la experiencia fue inconsistente, con ciertos aciertos puntuales, pero también con errores graves de ejecución que, a este nivel, resultan difíciles de justificar.
Inicio: Bocado de ensalada payesa ibicenca Una apertura ligera y adecuada, aunque algo plana. La papa y los vegetales encurtidos pedían una mayor complejidad, quizás un contrapunto de cremosidad o dulzor para redondear el bocado. Correcto, pero sin destacar.
Gofre de sobrasada con cremoso de queso de cabra y miel. Buena textura del gofre, pero el conjunto resultó desbalanceado. La intensidad salina de la sobrasada anuló por completo tanto el queso como el sutil dulzor de la miel. Faltó armonía, algo que se espera esté cuidadosamente calibrado en este tipo de cocina.
Croqueta de Bullit de Peix Una grata sorpresa. Delicada, elegante y con un sabor marino presente pero contenido. Técnica impecable y ejecución limpia. De los mejores bocados del menú.
Ceviche de sirvia con maracuyá y maíz crujiente Explosivo en boca. El maracuyá lideró con frescura y acidez controlada, y el maíz crujiente aportó un contraste de textura excelente. Aquí sí hubo equilibrio y creatividad bien resuelta.
Canelón frío de gamba roja con aguacate, pico de gallo y chipotle. Presentación vistosa pero ejecución poco funcional. El aguacate, excesivamente blando, restó estructura al plato, convirtiéndolo en una mezcla poco definida de ingredientes. La propuesta era interesante, pero no logró sostenerse ni en textura ni en sabor.
Bullit de Peix al estilo Sa Brisa. Uno de los grandes fallos de la noche. El exceso de sal hizo que el plato fuera prácticamente incomible. Soy tolerante con sazones intensas, pero esto rozaba lo inaceptable. Apenas pude dar dos bocados. Inexplicable a este nivel.
Cochinillo deshuesado con fruta. Buena presentación y excelente punto de cocción: jugoso por dentro, crujiente por fuera. La combinación con la fruta resultó agradable y bien pensada. Sin embargo, aunque estaba bien ejecutado, no logró despertar emoción. Faltó ese factor sorpresa o placer profundo que se espera de un plato principal en un menú de esta categoría. Correcto, pero no memorable.
Tarta de queso con helado de queso de cabra y hierbabuena. El helado, técnicamente logrado, fue lo más destacable del postre. Sin embargo, la tarta en sí carecía del placer habitual de este clásico. El queso de cabra, en combinación con la hierbabuena, generó un perfil amargo y ácido que no encontraba ningún contrapunto dulce. Cerró el menú con una nota muy baja, lo cual es aún más notorio viniendo de un postre. Simplemente solo di dos bocados al postre. Fue imposible acabarlo.
Conclusión El menú degustación mostró destellos de creatividad y técnica, pero fue irregular y, en tramos, decepcionante. Algunos errores, como el desequilibrio de sabores o el uso excesivo de sal, son inadmisibles en una cocina. Sea o no alta cocina. No se trata de no arriesgar, sino de afinar la ejecución cuando se apuesta por propuestas atrevidas.
Personalmente, no repetiría este menú. La experiencia general no cumplió con el nivel de excelencia esperable. Confío en que se trató de una mala noche, pero volver a este restaurante requerirá de una...
Read moreBuscábamos un lugar donde comer cerca del parque del retiro, donde hubiera una carta adaptada a mayores y pequeños, con precios moderados. Pues la verdad es que dimos con la tecla, aunque quizás no al 100%. Sa brisa no puede estar más cerca del parque , de hecho está en la acera de enfrente. Aparcar es complicado, mucho. Toda la zona es de residentes y hay que dar varias vueltas para encontrar hueco, cosa habitual en Madrid, dicho sea de paso. Una vez dentro hay que decir que el ambiente es estupendo, muy acogedor, yo diría que incluso con un toque chill out, aromas azmilclados y luces tenues. Puedes ver la cocina desde alguna de las mesas, punto muy chulo. El trato del personal es inmejorable, muy agradable y atentos. Incluso tuvieron el detalle de invitarnos a una porción de tarta al enterarse que ese día era el cumpleaños de uno de mis hijos. Vayamos con lo principal... La carta no es muy amplia de cocina balear muy elaborada, con sabores tradicionales pero adaptados a técnicas más de vanguardia y con combinaciones que buscan sorprender. Diría que los comensales más tradicionales o los niños, puedan encontrar más dificultad para disfrutar y sacarle el máximo rendimiento a la propuesta de sa brisa. A mí sin embargo me parece muy interesante. Para abrir boca nos pusieron unas rebanadas de pan con alioli, nada especial pero muy bueno, tanto el pan como la salsa. De primero fuimos con la ensaladilla y un variado de croquetas. La ensaladilla la sirven con cortezas de maiz para usarlas de cuchara, me gustó muchísimo. Viene presentada dentro de una muñeca que representa una mujer con atuendo tipico mallorquin. Las croquetas son de queso, carne y pescado. Tanto las de carne como sobre todo las de pescado , estaban muy muy buenas. Un rebozado de panko super crujiente y un relleno con potente sabor, estupendas. Para continuar , los niños pidieron las hamburguesas. Vienen 2, de tamaño pequeño, pero razonable. La carne en su punto, el sabor magnífico. Vienen acompañados por patatas fritas, sencillas pero perfectas. Continuamos con un brioche de calamar y un pan cristal de carrillera. Tanto uno como otro son extraordinarios. El guiso de la carrillera es muy bueno, para mí gusto un tiene un poco de exceso en las especias pero nada importante. Para terminar la cena pedimos el postre de chocolate con aceite y sal, el cual duró un minuto, de lo bueno que estaba. Como decía al principio nos invitaron a una porción de tarta, de queso cabrales y hierbabuena. Yo no soy amante del queso, así que no soy el más indicado pero a mi familia no les convenció en absoluto, pero se agradece el detalle. Para terminar, el precio. Pues viendo donde está y sabiendo que madrid es de precios prohibitivos vayas casi donde vayas...en fin, vamos a dejarlo en que estará dentro de lo normal. Aunque a mi me resulta difícil entender que con los salarios medios de este país, ir a cenar cuatro personas, comer poco te cueste más de 100€. Me queda la sensación de que si vas sin preocuparte del presupuesto y dispuesto a probar sabores nuevos es un lugar de...
Read moreLe pondría al restaurante un 6/10. La experiencia no fue del todo mala, por que el servicio fue bueno (carlota la camarera fue muy atenta) y el sitio es bonito y acogedor. Además me gusto el detalle de que regalaran una rosa por el día de San Valentín. Pero la comida, que fue a lo que fuimos, no nos gustó. Por partes: Fuimos por recomendación ya que en nuestro grupo de amigos habían probado varios este restaurante en las islas baleares y nos habían hablado de la calidad del producto. Calidad que en el local del Madrid es inexistente. Reservamos mi pareja y yo por el dia de San Valentín a cenar.
Respecto a la comida: -Lo que mas nos gustó fue la sobrasada sin duda, muy rica y con miel. Un plus es que tienen pan sin gluten. -Los bocatas de “pringá” muy correctos, de nuevo se puede adaptar a pan sin gluten. Más que pringá me supo a pulled pork pero era más que correcto. -Intentamos pedir el canelón frío de gamba roja. Nos comunican que no queda. Lo entendemos y buscamos otra opción en la carta, aunque era lo que más ganas teníamos de probar. Cuál fue nuestra sorpresa cuando nos pasamos la siguiente hora y media de cena escuchando comandas de canelones (eramos la mesa al lado de la cocina, la cocina era abierta y se escuchaba absolutamente todo). Entiendo que si esos canelones estaban reservados para los menús o alguna situación similar nos lo hubieran dicho, pero de ahí a decirnos que no quedan cuando estamos al lado de la cocina es simplemente torpeza y da sensación de pocas ganas. -pedimos el pulpo en vez del canelón y cual fue nuestra sorpresa al recibir el peor plato de la noche junto a la carne: un pulpo duro, chicloso y difícil de masticar, embadurnado en una salsa que al menos lo hacía tragable. No lo devolvimos por vergüenza pero no era de recibo. Cuando vas a un restaurante balear lo mínimo que se pide es un buen producto de mar. Este pulpo era peor que la pota congelada de supermercado. -Por último la carne: Black Angus. Nos apetecía un buen corte de carne y nos volvimos a decepcionar. Poca carne, seca, dura y pese a que en la carta ponía que se acompañaba de berejenas y patatas, no incluía las berenjenas. De nuevo, la cubren de salsa para mejorar un producto que de por sí no tendría por qué necesitarla si fuese de buena calidad. Fue de verdad de las peores carnes que he probado en un restaurante.
No pedimos postre por que nos quedamos sin ganas de probar nada más. De beber Agua con gas y un cóctel del día, que era la mimosa. Salimos a 50€ cada uno con la sensación de haber cenado en cualquier restaurante de barrio por un precio desorbitado, aunque entiendo que en parte se debe a la ubicación tan próxima al retiro.
Pese a que ibamos con expectativas muy altas y nos hubiera encantado salir de ahí satisfechos y con ganas de repetir y recomendar este restaurante, no...
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