Recuerdo que la primera vez que puse los pies en el Vitrubia me pareció el Rick's café de la película "Casablanca". La atmósfera giraba en torno a un color negro melancólico. No respiré humo de tabaco ni había partidas de poker o de bridge, ni ruletas en sus mesas. Tampoco me crucé con espías como los de las novelas de Agatha Christie. Sin embargo, era igual de emocionante, subyugante y cautivador; le pregunté al barman si Dooley Wilson iba a cantar: "As time goes by". También le pedí que me sirviera una cerveza bien fría. Y un dry martini, con una aceituna, agitado pero no revuelto. Y una tapa de esos deliciosos mejillones de la ría de Vigo. Vitrubia es un bar bohemio y sofisticado, de la plaza de Compostela, donde el propietario se ha esforzado en crear una atmósfera de Montparnasse. Las paredes estaban adornadas con cartelones y fotografías. Con frases en las paredes: "Prefiero escoger a mis enemigos, los amigos ya nos escogen ellos a nosotros". "A H., la amo". "Para Sara, el alma, el corazón, los ojos y los oídos de este local". En el centro, sobre un estrado, había un gran piano. "Sentía curiosidad por ver actuar a Sally - me estoy refiriendo, claro, a Sally Bowles la protegonista de la novela "Adiós a Berlín", de Christopher Isherwood-. Tan mala artista, con su voz baja y bronca, sin la menor expresión, con los brazos pegados al cuerpo, y sin embargo resultaba impresionante a su manera, debido a lo extraño de su aspecto y a su aire de no importarle un pito lo que el público opinase. Con las manos muertas y una sonrisa de indiferencia absoluta, cantaba: Ahora sé por qué mami me educó tan bien: lo hizo para alguien que fuese como usted. Sally decía que se alimentaba exclusivamente a base de criadillas, según una receta particular, "Cascaba los huevos, los vertía en los vasos, añadía salsa Worcester y lo que es más importante batía la mezcla con una pluma estilográfica". El local se puede alquilar para sesiones de cine, vino, cultura y musicales; como la más reciente del Ateneo Atlántico de Vigo: París de Notre-Dame y Victor Hugo. Buena música, clásica y de jazz. Entre sus ofertas están: carta de vermuts, ginebras, whiskis, carta de vinos, cervezas artesanales, deliciosos desayunos. Ambiente cordial y tranquilo. Céntrico, a poca distancia de la estación de ferrocarril, el Náutico, las terrazas del areal en las Avenidas, con la estatua de Julio Verne, el teatro Afundación, las calles Príncipe y Urzaiz, el puerto, el barrio de el Berbés, la calle de la Piedra, el hotel Nagari, el barrio histórico de Vigo con su Concatedral que alberga al Cristo de la Victoria el emblema religioso más importante. Terraza y Wi-Fi grtis para quienes no puedan vivir desconectados de las redes sociales y tener Internet en "sus manos"; sitios espaciosos y cómodos para sentarse, una larga barra para los que prefieran charlar con el barman. Acogedor e informal. Oferta de cervezas, vinos, platos orgánicos. Música en directo, terraza. La decoración es de La Victoriana, una de las empresas de decoración de Vigo que...
Read moreEntrar no Vitruvia Café de Vigo hoxe foi como topar cun club privado onde, aínda que o teu nome estea na lista, miran para ti como se non existises. Tiña unha reserva feita, co meu nome e todo, pero ao chegar, os que estaban na porta – máis atentos a calquera cousa menos ao traballo – dixeron que o local estaba cheo. Así, sen máis. As cadeiras estaban ocupadas, pero o respecto ao cliente, ese nin apareceu.
Mandáronnos á terraza, que non sería tan mala idea se o trato non fose tan frío como as bebidas. Pedimos algo para beber, e ao pouco, tiven que ir ao baño. Aquí foi cando a experiencia deu un xiro surrealista. Dixéronme que non podía entrar. ¿Como se pode tomar algo nun local onde te negan o acceso ao baño? Expliqueilles que non era un capricho, que teño problemas de próstata e que, se non me deixaban entrar, ía ter que resolver o asunto fóra. Aí xa me miraron con cara de poucos amigos, como se o problema fose meu por querer algo tan básico como usar un baño.
Ao final, deixáronme pasar, pero con tanta vixilancia que parecía que levaba unha alarma nos pantalóns. En canto terminei, escoltáronme á porta como se o baño fose un lugar sagrado e eu un intruso indesexado. Foi incómodo, humillante e, sobre todo,Sobre todo, merecemos un mínimo de dignidade. Ter unha reserva significa que contas con nós, que nos tes en conta. E se a situación está complicada, o mínimo é explicalo con educación, non tratarnos como intrusos.
Sobre todo, merecemos poder ir ao baño sen sentirnos vixiados como delincuentes. Porque negar algo tan básico non é só mala atención, é unha falta total de empatía.
E sobre todo, merecemos un trato humano. Non somos mobles que podes mover á terraza e esquecer, somos clientes que confiaron no teu local para pasar unha boa noite. Algo tan simple debería ser evidente.
E por se hai algunha dúbida, aquí está a gravación. Porque as palabras poden ser cuestionadas, pero os feitos non menten. Este tipo de trato non ten desculpa, e espero que, despois disto, se replantexen o que significa realmente atender e respectar aos seus clientes.
Espero que David Regueiro, líder do cuarteto, tampouco o esqueza, porque un artista merece un público ben tratado, e o mínimo esforzo por evitar situacións así xa faría toda a diferenza. Os músicos levan alma ao escenario, pero o respecto comeza moito antes de que soe a...
Read moreWonderful place! If you want to sit in a nice café and listen to music, it's the place. You can get your book and spend hours there, you can gather your thoughts here. I also want to attend a small classical concert here. There is a grand piano in the entrance which seemed like, it wanted to be played...When you enter, the place is the definition of elegance and style. Don't forget to check out the photographs on the wall! I will definitely go back and I will follow the events there! P.s. The service didn't seem very friendly but it wasn't a bother because I wanted to be left alone...
Read more