Puerta de San Juan isn’t just a landmark—it’s a reward for those brave (and maybe slightly crazy) enough to run the hilly streets of Old San Juan to get there. Trust me, by the time you arrive, you’ll either feel like a triumphant explorer or like you’ve earned a lifetime supply of piña coladas.
This massive, red-hued gateway is as iconic as it gets. Walking through it feels like stepping back in time—and if you’ve just sprinted up a hill to reach it, maybe a little like stepping into the afterlife because those cobblestone streets don’t mess around. (Note to self: pack better running shoes next time.)
Once you pass through the gate, though, it’s like the universe rewards you. You’re greeted by breathtaking views of the ocean and a salty breeze that feels like nature’s own applause. It’s the perfect spot for a photo op, a breather, or a “pretend I’m in a historical drama” moment.
The area around Puerta de San Juan is just as magical, with charming streets, vibrant buildings, and an undeniable sense of history. But let’s be real—the gate itself is the star of the show. It’s not just an entryway; it’s a symbol of everything that makes Old San Juan special: beauty, resilience, and a touch of drama (especially if you arrived via running).
Puerta de San Juan is a must-visit, whether you’re strolling leisurely or huffing and puffing like me. Either way, it’s a moment you won’t forget—and one that might convince you to skip the gym for the rest of...
Read moreBeautiful and historic place. Antes de la conquista de la Isla por los españoles, y en el sitio actualmente destinado a los cuarteles de la Guardia Nacional, en Puerta de Tierra, estuvo enclavada una aldehuela indígena, o lo que es más probable, una estación de pesca.
En el año 1937 un arqueólogo de la Universidad de Yale, Mr. Irving Rouse, practicó un reconocimiento del conchero, pudiendo comprobar el hecho de su indiscutible ocupación por nuestros aborígenes. El depósito de restos de barro cocido y de otros utensilios de piedra y de concha de caracol se extiende hasta el borde mismo del barranco que separa la orilla del mar de la planicie en donde están construidos los edificios de la Guardia Nacional.
La construcción del edificio y la avenida Muñoz Rivera perjudicó seriamente el lugar arqueológico. (Medina, 1999). Es un sitio multicomponente, conteniendo materiales Saladoides (estilo Cuevas) y Ostionoides. En 1998, durante un proyecto de paisajismo el sitio fue impactado nuevamente. La arqueologa Marisol Rodríguez Miranda realizó excavaciones de salvamento en el área. Rodríguez estima que este yacimiento ocupa un área aproximada de 1,500 metros cuadrados. ( Estudio Arqueológico – Fase IA San Juan Waterfront Diciembre 2008)
Ha quedado así demostrado, con anterioridad a la prueba histórica de que ya hemos escrito, que en la Isleta había agua, cuando menos en el subsuelo, porque no de otro modo hubiera podido ser habitada por los indígenas; que las aseveraciones a este respecto por los caparrenses que deseaban mudar la villa, eran ciertas.(Adolfo de Hostos)
En el 1509 Juan Ponce de León fundó el primer asentamiento español en la Isla, al sur de la actual bahía de San Juan y le llamó Caparra. En 1519 el poblado fue trasladado al extremo oeste de la isleta de San Juan y tomó por nombre Puerto Rico. A la isla principal se le conocía como San Juan Bautista. Con el devenir del tiempo los nombres para cada ubicación fueron invertidos; al puerto San Juan y a la isla Puerto Rico. Los canales o "caños" de San Antonio y de Martín Peña, la entrada del primero de los cuales estaba situada en la ensenada hoy llamada del Condado, fueron los primeros grandes obstáculos con que se enfrentaron los caparrences al intentar trasladar su villa a la Isleta. Luego de vadearlos, empezaron a llamarlos "pasos", según consta en el plano de 1519. El puente sobre el canal San Antonio comenzó como una calzada en pedraplén para cuya construcción se utilizó la mano de obra de indios encomendados a los monjes de la orden de San Jerónimo entre el 1520 y 1521.
Queman a tres brujas
Según la crónica del canónigo don Diego de Torres Vargas Zapata, el Obispo e Inquisidor Don Nicolás Ramos fue riguroso y severo en extremo . En 1594 envió una carta al Rey Felipe II, informando del proceso en que intervino contra un grupo de negros brujos y renegados que celebraban cultos paganos en las afueras de San Juan. Ordenó azotar y luego desterrar a varios y obligó a otros a retractarse y renegar de su religión. A tres negras que reincidieron después de haber abjurado, las envió a ser quemadas vivas en la hoguera, en el quemador de la Santa Inquisición ubicado en los mangles al sur y cercano a una charca , al este de la "Isla del Carbón ". Luego de este incidente al lugar se le conoció como"Charca de las Brujas". (Coll y Toste, Boletín hist., III, págs. 48-49)
Las puertas de San Juan.
En 1634 se comenzó la construcción de un sistema masivo de murallas alrededor de la ciudad de San Juan. El lado sur de la ciudad fue el primero en amurallarse. La construcción de las murallas se extendió hasta mediados del siglo XVIII cuando se completó el lado norte de la ciudad. San Juan se convirtió en una ciudad completamente amurallada.
La única manera de entrar a la ciudad era por cinco puertas que se construyeron a lo largo de las murallas. La Puerta de San Juan, la más cercana a la Fortaleza (1635), fue la entrada principal de la ciudad por el lado de la bahía durante muchos años. En esta puerta se llevaban a cabo las ceremonias oficiales de bienvenida a los...
Read moreLa Puerta de San Juan is a beautiful and historic landmark that feels like stepping back in time. Walking through the massive red gate, you can really imagine what it was like when ships once arrived here hundreds of years ago. The gate opens up to the charming cobblestone streets of Old San Juan, surrounded by colorful buildings, history, and culture everywhere you look.
The area is very well preserved and makes for great photos, especially with the waterfront right beside it. It’s peaceful yet full of life, and visiting gives you a true sense of Puerto Rico’s history and Spanish colonial past.
It’s one of those spots you can’t miss when exploring Old San Juan — simple, beautiful, and...
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