Fuimos a este restaurante porque nos gustan las pastas y nos lo habían recomendado muchas veces una pareja de amigos. El lugar se ubica en 8 norte al lado de otro restaurante de tendencia italiana y queda muy cerca de la playa. El lugar es antiguo, pero acogedor, le falta un aire de modernismo, pero eso es para otras conversaciones, aquí me gusta hablar de la comida. Cenamos en el segundo piso, nos atendió un garzón super amable y educado que lleva, se nota, muchos años de su vida en el rubro y quizá la mayoría en este restaurante. Pedimos ravioli di carne en salsa nogada y raviolis di spinaca en salsa fungi. A la vista buena presentación, pero en el sabor se caen totalmente. La salsa nogada no tenía sabor a nuez a pesar de traer mucha nuez molida. Al parecer preparan una salsa blanca a base leche y crema y a posterior le agregan nuez molida pero superficialmente por lo que esta no impregna su sabor en la salsa, además le faltaba mucha sal. Los raviolis estaban para mí gusto aceptables con un sabor marcado a carne mechada. Los ravioli de spinaca mi esposa los encontró duros, esto es cosa de sensibilidad y gusto. El relleno no era de mucho sabor. La salsa Fungi tenía muchos hongos de los 3 tipos que menciona la carta, pero a pesar de ello no estaba al gusto de mi esposa, que insisto es algo individual. También le faltaba mucha sal al plato. Punto aparte el queso parmesano rallado, no ponen queso en la mesa si no que un garzón pasa con un rallador y le agrega a quién necesite, esto solo fue una vez, nunca más ofrecieron queso nuevamente. El sabor del queso insípido, no se sentía en el plato, obviamente debe ser alguno barato y lejos de ser parmesano. Al final nos retiro la mesa un garzón que sin decirnos nada comenzó a sacar nuestros platos pasándome los brazos y cuerpo por la cara. No pidió permiso y no preguntó si podía retirar la mesa, lo que aparte de la falta de respeto nos dios la impresión que sólo quería que nos fuéramos y dejar la mesa disponible a pesar que el restaurante no estaba lleno. A diferencia del garzón del principio muy educado, este era joven y siempre eso se nota.
En resumen en cuanto a comida relación precio/calidad no se condice, por los valores debiera ser mejor la comida, así que quedan al debe. No es malo, es regular, pero debiera ser bueno . La experiencia con la atención fue dulce y agraz, de no ser por el garzón del final este ítem hubiera...
Read moreEl día que pagué por una decepción al dente
El 7 de junio volví a Don Vito e Zanoni con altas expectativas. Ya había ido antes y lo recordaba por su atención cálida, ambiente cuidado y precios razonables. Todo partió bien: un carpaccio correcto, garzones atentos y un ambiente que invitaba a una buena noche. Pero como en las buenas historias, el giro vino con el plato principal.
Quise pedir carne con pasta —algo no tan fácil en su carta, pero comprensible si hablamos de un restaurante enfocado en pastas— así que opté por el Stracotto di Manso: carne de cocción lenta al vino con verduras salteadas. Lo que recibí fue... carne de cacerola, insípida, acompañada de verduras al dente, pero no en el buen sentido: dientes de dragón prácticamente crudos y un plato que parecía más un ensayo que una obra terminada.
Primero pensé “no es para tanto”, salpimenté, empujé las verduras al borde y me dispuse a rescatar la experiencia. Pero luego me pregunté: ¿por qué tengo que intervenir un plato que me están cobrando como si fuera una joya de la cocina italiana? Decidí expresar mi desilusión. Hablé con el jefe de piso esperando quizás una excusa amable, una sugerencia, un gesto. Lo que recibí fue una frase que aún resuena: “El plato es así, de sabor bajo. La próxima vez, pregúntele al garzón si no sabe qué pedir”.
Y ahí fue donde la experiencia dejó de ser incómoda para volverse francamente frustrante. No solo no hubo solución, sino que la responsabilidad fue trasladada a mí, el cliente. Terminé comiendo otra cosa, con menos hambre que ganas de cerrar la noche.
Lo que más lamento no es el plato en sí —aunque claramente no estuvo a la altura— sino el trato. Porque un error puede pasar en cualquier cocina, pero la forma de enfrentarlo dice mucho más que cualquier...
Read moreNo había capacidad adentro pero rápidamente nos ubicaron afuera en una mesa disponible, a pesar del frío solo tenían una estufa encendida la cual no temperaba mucho, sin embargo, ahí llego el Garzón ya con la carta en mano pedimos bebida, entradas y fondo. La bebida y entrada no tardaron nada en llegar, si acaso 10 minutos cuando mucho, así que bien, la limonada que pedí, en realidad no es la gran cosa según relación precio- calidad, jugo de frambuesa al punto de gusto de mi pareja. Las entradas, por ejemplo sugeriría cambiar ese tomate confitado en una de las bruschettes que tenía, cero aporte al sabor. El carpaccio, quizas un toque más de alcaparras y queso parmesano. Los patos de fondo,no se hicieron esperar,siendo que el Garzón atento vio que ya acabamos nuestras entradas trajo los de fondo en menos de 5 minutos. A gusto de mi pareja, el risotto le pareció bien, porción acorde y variedad de frutos del mar. Divino. En cuanto a la ensalada. Al ver la presentación, me dio a pensar que podría ser muy buena, pero en realidad era solo la presentación, según le colocaron un aderezo limón mostaza Dijón, la cual no senti su presencia , cero aporte de sabor adicional. Sugeriría cambiar las aceitunas con cuesco por unas sin ellas, entre las verdes y negras que tenía eran como 8 o 9, el roast Beef solo una muestra de 4 tiritas mínimas en toda la ensalada, pensé sería el protagonista... Lo demás fue hojas verdes con muestras de espárragos, queso fresco y pimentón ... La atención ni buena ni mala. Si quiero comer rápido, volvería; si quiero comer sabroso.. podría intentar y probar otros de sus platos. Otra cosa,siendo italiano, al menos no lo ofenderia ofreciendo en carta pizza...
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