Saona Císcar

Esta es la primera mala reseña que escribo en mi vida, pero es más que merecida. El pasado día 5-5-2024 fui a comer con mi familia al restaurante Saona Císcar, en Valencia. Al entrar por un pasillo estrecho con bastante gente siguiendo al empleado que nos llevaba a nuestra mesa, otra empleada chocó conmigo accidentalmente y me rompió las gafas de vista que llevaba. Solo fue un pequeño y fortuito accidente, pero ni esa empleada que chocó conmigo ni el resto de personal que vio lo ocurrido se dignaron ofrecerme su ayuda o para dar parte al seguro del restaurante, y de hecho nadie me hizo el menor caso, lo que me molestó bastante. Decidí dejarlo estar por no amargar la comida a mi familia y nos fuimos a la mesa, yo con mis gafas partidas. Sin embargo, ya en el postre y después de pensarlo, pedí hablar con el responsable del local. Tras insistir varias veces a los camareros se presentó al fin un tal Hugo que dijo ser el director. Le conté lo ocurrido, aunque ya lo sabía, y le pedí que me facilitara contacto con el seguro de responsabilidad civil de restaurante o que Saona se hiciera cargo de alguna manera del artículo roto accidentalmente en su establecimiento, como entiendo es lo lógico. Para mi sorpresa solo me ofreció excusas y evasivas de forma además bastante insolente, primero que el restaurante no tenía seguro, algo insólito, luego que sí tenía pero que no procedían reclamaciones sobre artículos personales, sin explicar la razón, y por último que, en todo caso, si se habían roto las gafas era mi problema y no suyo, lo que ya me hizo enfadar bastante. Le pedí el teléfono de la oficina central del Grupo Saona para poder hablar con quien llevara casos así y reclamarlo directamente a ellos. Aunque se negó reiteradamente, a base de insistir conseguí que me facilitara un número de teléfono... que resultó ser el de reservas del propio local. En ese momento ya sentí que se estaban riendo de mi y me vi en la necesidad de pedir el libro de reclamaciones y hacer una reclamación oficial.

En días sucesivos busqué y encontré en internet el número de las oficinas de Grupo Saona, y estuve llamando, pero no conseguí siquiera que descolgaran el teléfono. Más tarde se me ocurrió hacer una reclamación en el canal ético de su página web, reclamación que nadie se ha dignado siquiera contestar. O sea, todo muy aparente y muy bien, pero es imposible hablar con ellos.

Entiendo que un incidente sin importancia, sin más culpables que las prisas y la aglomeración de gente, y además de escaso costo económico puesto que el presupuesto de reparación que adjunté a través del canal ético era de apenas 28€, debería ser resuelto por el Grupo Saona como dicta el sentido común y la lógica comercial, y no menospreciando y casi riéndose de un cliente. Pero ellos no parecen pensar lo mismo. Y al final el problema no es el dinero ni las gafas rotas, es sentirse tan indefenso contra estas empresas que son todo apariencia pero a las que el cliente, en realidad, les da exactamente igual.

En fin, como no merece la pena meterse en litigios por tan poca cosa, no lo haré, pero tampoco volveré nunca a un Restaurante Saona ni a otros de su familia como Voltereta, ni lo recomiendo a nadie.