El Palacio Balcarce es la residencia que mandó a construír Don José Balcarce, ahijado del Gral. José de San Martín para mudarse en 1913 al entonces nuevo barrio de Recoleta, alejándose de la zona de Buenos Aires que fuera más golpeada por la fiebre amarilla y donde anteriormente residían las familias patricias locales. De inspiración inglesa, pero con acertado eclecticismo (véase el hermoso jardín español, la magnífica boiserie y los caireles de las arañas de tradición gala), le sirvió de residencia a la familia por dos décadas y hoy en día alberga oficinas, salón de fiestas y un restaurant. En ocasión de una cena en este último asistí con mi pareja en el marco de una cena por pasos vendida a través de internet. Afortunadamente fuimos bien temprano porque, promediando las diez de la noche, los salones comedores vieron ocuparse todas las mesas y los camareros/as perdieron por completo el control de la situación, sobre todo ante la evidente falta de un maitre, o jefa de sala. Particularmente a nosotros esto nos impactó con una espera importante entre el tercer y el cuarto paso que, de hecho, casi perdemos porque cuando logramos que la camarera se acercara, nos mencionó que ya nos traería el postre y hubo que recordarle que teníamos pendiente el último plato del menú acordado. Además, varias veces me retiró los cubiertos de la mesa con los platos que se llevaba y tuve que solicitarlos de vuelta. Más allá de eso, la comida estaba deliciosa y perfectamente aderezada, pero las porciones de cada plato eran pequeñas. Para nosotros resultó algo obvio: fuimos a probar algunos platos de autor, a conversar y a tomar un rico vino (aunque la carta no es amplia). Evidentemente, mucha gente no lo entendió así y pretendía retirarse más que satisfecha cuando, en mi humilde opinión, una cena de este estilo en un marco similar es más propicia para apreciar la calidad que la cantidad. En fin, sólo criticaría el pan, que estaba medio gomoso, y rescato la merluza negra y el volcán de chocolate (de los más ricos que he probado). El lugar es realmente hermoso, hay un balconcito encantador que da al jardín y nadie nos molestó cuando, una vez que dejamos la mesa, nos encomendamos a una recorrida por algunas de las salas y el patio para sacar unas fotos junto a la pintoresca fuente. Se ven algunos signos del paso del tiempo en las paredes y me pareció un crímen para un lugar así ver que las mesas en el comedor se habían armado con hasta cinco tipos de sillas diferentes (¡incluso había unas de caño!). Pero en general, nos fuimos conformes y volveríamos en alguna otra ocasión que, claro está, debe ser especial, agasajando a la pareja o...
Read moreEn el día de ayer estuvimos festejando un cumpleaños. La atención deja mucho que desear. Las mismas 2 mozas que atendían nuestra mesa, trabajaban paralelamente atendiendo un cumpleaños de 15 que se realizaba en un salón lindero, y cada tanto venían a atendernos. Pagamos 370 pesos más la propina ( por persona), la bebida "libre" consistió en jarras se agua ( de la canilla) natural, el hielo lo pedíamos y lo traían a cuenta gotas, jarras de bebidas cola genéricas, y un vino pasable. Al llegar nos sirvieron para 15 personas, un total de cinco pequeñas brusquetas de jamón crudo y unos aros de morcilla cruda (diez), eso sí bien presentados. La entrada consistió en sopa de arvejas!, o una brusqueta chiquiiiiiiiiiiita de pollo hervido y zanahoria, Lo que fue un poco mejor, el plato principal carré de cerdo con batatas( que llegó frío a la mesa). Y el postre un semi fredo. que de frío no tenía nada, era un potecito del tamaño de una lata de paté con una mousse dura como una piedra, y un corazón de dulce de leche tan duro que tranquilamente doblaba la cucharita. Las mozas no estaban bien predispuestas, tal vez por la cantidad de trabajo que tenían ( debíamos cambiar a un bebé, y nos dijeron que no contaban con espacio para ello, y mandaron a la mamá a cambiar al bebé a los sillones de afuera al aire libre!!!! ( tengamos en cuenta que es invierno, y era de noche). En los baños no había agua. Y las sillas que colocaron alrededor de la mesa, no concordaban con el fino ambiente, eran sillas de caño y plástico negras de oficina. Las cortinas se observaban sucias llenas de tierra acumulada. Lo que sí rescato es haber compartido una reunión entre amigos, y conocer un palacio tradicional de...
Read moreWe started the evening with a very reasonable glass of champagne on the patio by the tropical plants and bubbling water fountain. It was heavenly!
We then joined a long lineup to go upstairs to the dining room - however, the lineup was for a concert. There was no lineup for the restaurant as we had reservations. We were escorted into an almost private dining room and had an excellent meal.
I had the rib eye steak and it was done perfectly med-raw and was tasty and juicy. The whole ambience of the place makes it very special....
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