Al leer las malas reseñas tenía dudas sobre si probar este restaurante pero aún así lo hice. El día anterior a los hechos cenamos en este restaurante y y la comida fue bien (solo objetar el detalle que a los camareros parece que les ha pasado un trailer por lo alto, excepto uno canoso, así el servicio tarda algo más de lo normal..). Al día siguiente volvimos a este mismo restaurante para cenar y aquí empieza la historia realmente:

Al llegar creen que trabajas allí o que vas a ver la marca de la cerveza porque tienes que buscar al camarero para ver si puedes sentarte porqué ni siquiera te reciben, por no hablar de la mesa en todo el camino de la puerta de salida. En primero de hostelería enseñan que hay que tomar la comanda de las bebidas nada más sentar a los clientes. No nos preguntaron que queríamos beber ni siquiera después de 10 minutos allí sentados así que decidí hacer de vientre en el baño dejándole dicho lo que quería beber y comer a mi acompañante, la sorpresa fue que al salir del baño otros 10-15 mins después ni siquiera habían atendido a mi acompañante para ver que queríamos beber. Pregunte en repetidas ocasiones si nos podían atender a los camareros que pasaban por la puerta porque estábamos en ella pero los "ahora mismo" se convirtieron en "sigue esperando", como aquellas botellitas de sabores de la infancia cada vez que rascabas. Al 3er camarero le pregunté si podíamos pedir para beber YA a lo que me respondió: "NO", al ver mi cara de indignación/incredulidad/psicopatía me dijo rápidamente que ahora mismo me atendería, tampoco sucedió. Me levanté y me fui (Al menos me olvidé cerrar la puerta del baño) al bar pasando la esquina en la misma calle llamado en los barrios aledaños "Dumbledore" o realmente Albur donde las croquetas pasan por lo alto a las del tragabuche y la hamburguesa de chicarrones tiene más clase que un colegio.