Lamian restaurant delivers exceptional Chinese fusion cuisine with a focus on expertly crafted traditional dishes. The dimsum offerings are truly amazing, showcasing the kitchen's mastery of these delicate classics. The siumai were perfectly steamed with tender pork and shrimp filling, while the hakaw featured translucent, silky wrappers encasing fresh, flavorful shrimp. The xiao long bao were outstanding - delicate soup dumplings with thin skins that burst with savory broth and well-seasoned pork filling.
The udon noodle bowl was another standout, demonstrating the restaurant's ability to blend Chinese and Japanese influences seamlessly. The noodles had perfect texture and the broth was rich and satisfying, creating a comforting dish that perfectly complements the more intricate dimsum offerings.
It's essential to have a reservation because the restaurant is very small, which creates an intimate dining atmosphere but also means limited seating availability. The compact space actually adds to the authentic feel, reminiscent of the small, specialized restaurants where these traditional dishes originated.
Lamian successfully bridges Chinese and fusion cuisine while maintaining the authenticity and quality that makes their dimsum and noodle dishes truly exceptional. The small size only enhances the focused, artisanal approach to their carefully...
Read moreÉrase una vez dos guapas y risueñas señoritas chinas pegadas con Superglue al bar cutre pero limpio que sirve bravas en la esquina de tu calle. Su español es chapurreado pero se entienden lo suficientemente bien con la gente como para contestar a las reincidentes llamadas que piden mesa diciendo que hasta la semana que viene no hay ni un hueco libre. Perteneciendo al segundo turno de comidas, esperamos en la barra a que nos den vía libre para subir las escaleras, momento en el que Jongping Zhang, o Julio como le llaman, pregunta cuántos somos y se vuelve a meter en la cocina.
Delante de nosotros, otro grupo de tres sube las escaleras, y al rato nos damos cuenta de que entre ello está Estanis Carenzo de Sudestada; abajo, en cambio, Fernando Limón de La Sopa Boba y Saúl Sanz y Elena Ursu de Treze. A las 16.15h entran dos nuevos comensales que terminan por confesar su fanatismo por la gastronomía presentándose a los antes citados. Al rato cuentan que vienen de meterse 5 platos en StreetXo pero que como estaban cerca decidieron hacer una comida-merienda-cena de corrido. ¡Qué poder de convocatoria tiene el señor Capel!
Cinco mesas en la parte de arriba y una cocina pequeña y sin maquinaria especial con un ayudante (¿chino?) y Julio como únicos responsables. Veinte minutos más tarde, mientras tanto había estado terminando de dar de comer a las otras mesas, empieza el festín para la mesa de Estanis y la nuestra. Julio sale de vez en cuando y hablando a toda mecha, como si de un showman se tratara, comienza a gesticular y te cuenta cómo tienes que comer lo que te va a servir. Pregunta si vas bien o si quieres otro plato más cuando ya vas por el quinto o sexto, cilantros, salsas que comparten platos pero sabores agradables y una estética de los platos es bastante decente; en uno de esos disparos, Julio cuenta que busca platos para poner bonito.
En todos los platos se mezclan sabores picantes con ácidos, cilantros, dulces y texturas variopintas en las que siempre hace que haya cilantro y nabo. Lo primero que llegó fue una ensalada casi congelada de papaya, mango, pera y salmón con una salsa picante cremosa. Muy ricos los tallarines de arroz y calamar (que cuenta que también los hace con atún) con una salsa de cacahuete, tomate y cilantro en la que choca el punto dulce con la cremosidad del fruto seco y el tono picante. Curiosos los rollitos de pasta de arroz enrejados rellenos de mariscos y cubiertos por una salsa agridulce ligeramente picante. Extraño el revuelto de setas de agua, crema de huevo, brotes de espárrago. Quizá una de las mayores sorpresas fueron esas ostras rebozadas como si fuesen ortiguillas, una fritura cuidada y una salsa que no las mataba. Correcto el pato, jugoso y con una salsa para no parar de mojar pan, que sale para hacerse montados en la mesa siguiendo las direcciones del propio Julio, que te monta uno para que lo veas, demasiado tosco el trozo de pan frito que pone. Una cazuela híper caliente en la que va poniendo los ingredientes que trae frescos a la mesa: boniato, lubina, lichis, guindilla, cilantro, tomate y mango, una salsa de curry y, para terminar, un chorreón de Malibú. Como colofón final una carrillera con una salsa similar a todas las anteriores pero quizá con la necesidad de ser ligeramente más melosa, sobre unos krispies de fideos y acompañado por unos dimsum de masa de arroz que se declara su punto débil.
El postre ni lo intentamos, pa' qué. Pero con 4 cervezas y bebiendo agua salimos a 94€ para...
Read moreHice una reserva con tres semanas de antelación porque quería celebrar mi cumpleaños ahí. Pocos días antes llamé para confirmar la reserva y pedí que en vez de las 21.30 fuera a las 22.00. Cuál es mi sorpresa cuando llegamos (iba con mi familia, mi hermana venía de fuera de Madrid expresamente para la cena) me dicen que no hay ninguna reserva a mi nombre. Me dicen que tendré que esperar y me recomiendan que nos demos una vuelta y que volvamos en unos 20 minutos que había una mesa que se iba a marchar. Se quedaron con mi teléfono por si se libraba la mesa antes de que volviéramos. Así que así hicimos. Volvimos a los 20 minutos y nos dijeron que nos fuéramos, que no iba a haber mesa disponible en toda la noche. Lo que hicieron mientras que estábamos esperando fue colocar a la gente que estaba esperando mesa, porque cuando miré a la mesa que supuestamente se iba a levantar, eran personas diferentes. El trato recibido por el personal del sitio no pudo ser peor. Un camarero argentino nos trató tremendamente mal, nos llegó a faltar al respeto. Yo insistía en que había hecho la reserva, no era la primera vez que iba, y que ellos se habían equivocado gestionándola y les pedía una solución, era mi cumpleaños!! Fui a hablar con el supuesto chef, y dueño del restaurante y de muy malas formas me dijo que me fuera. Enseguida vino el empleado argentino a decirme que no hablara con el chef, que hablara con él. El dueño le dijo al argentino que nos quería fuera del restaurante inmediatamente. No he visto en mi vida un trato semejante al cliente con tan poca empatía y delicadeza. Solo se dedicaron a echarnos literalmente de su restaurante, nos gritaron, nos hablaron mal, no nos dieron ninguna solución, no nos pidieron ni tan siquiera perdón. Tener un restaurante no solo es preparar platos supuestamente buenos, sino tratar bien a tu clientela y cuando hay problemas, el jefe tiene que dar la cara y aportar soluciones, no echar a 5 personas que venían a celebrar algo y echarles sin ningún tipo de miramiento. Al final, a las 23.00 de la noche tuvimos que buscar un sitio para cenar... Afortunadamente encontramos un sitio fabuloso cerca donde nos trataron como se debe tratar a un cliente, primero como un ser humano, y segundo con respeto y amabilidad. Este señor chino, que se las da de súper chef innovador, se le ha subido bastante a la cabeza y deseo de corazón que la vida le pague con la misma moneda. No se merece el éxito que tiene y espero que algún día tenga tan vacío su restaurante que tenga que cerrar. Insisto, no se puede tratar tan mal...
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