Experiencia agridulce absolutamente empañada por el servicio.
Casa Parrondo es una sidrería clásica dicho como un halago. Su decoración y carta no busca ser pretenciosa ni moderna, los camareros son camareros "de toda la vida" y el dueño suele supervisar que todo está en orden por la sala.
COMIDA: Probamos varios entrantes como los huevos rotos, las croquetas o el pulpo. No estaban malos, pero buenos... Tampoco, y la cantidad dista mucho de otros locales similares. Como buen restaurante asturiano probé las fabes, el cachopo y la paletilla. Siendo esta última la mejor con diferencia, subían el nivel con respecto a los entrantes. Eso si, el cachopo era de un tamaño irrisorio para lo que debe ser un plato de esas características. Yo diría que rondaba los 20cm. Pero bueno, se puede comer. Ojo, es posible que mi recuerdo de la calidad de la comida (que no de la cantidad) haya quedado embarrada por el servicio.
SERVICIO: Tardanzas en atender tanto para dar asiento (hablo de más de media hora) como para la toma de comandas. Errores en la bebida y necesidad de repetir en varias ocasiones la comanda de comida por no recordarla (Hubo que indicarle al compañero dos veces los pedidos y luego vino este compañero en otras dos ocasiones diferentes a preguntar si habíamos pedido X -nombrando platos que no se habían pedido- y un compañero -entiendo que encargado- en una tercera ocasión para confirmar el cachopo).
Errar es humano, no pasa nada, esta persona podría estar despistada. Pero la experiencia se complementa con otros tema.
Se nos sirvieron platos de otras mesas.
No pasa nada. Errores.
Errores de cocción en los puntos.
No pasa nada, se devuelve a cocina y que lo pasen mas.
Una compañera, sirviendo la mesa, derramó caldo caliente junto a un bebé. Por cierto, ni se intentó secar el mantel (no pasa nada, lo hacemos nosotros), ni preocupación alguna por si se ha salpicado a un bebé con un alimento MUY caliente...
Eso ya son errores que poca gracia hacen.
Cobrar por el pan que te sirven. 3,5€ la botella de agua rellenada. Un camarero cantando en la mesa de atrás (entendemos que conocería a los clientes). Dejar los platos en la mesa tras las dos primeras equivocaciones para que los vayamos repartiendo nosotros. Compañeros con malas formas y algunos comentarios muy desafortunados. Gritos entre compañeros. El otro cantando...
Uno ve las reseñas del local y piensa que a lo mejor ha tenido una de las pocas experiencias malas, pero es un restaurante donde la comida pasa a un segundo plano por culpa de un servicio caótico, inoperante y maleducado.
La actitud por parte de la familia desde el momento de ver los despistes con la comanda fue de "Bueno, pues comemos, nos vamos y ya está, hay veces que aciertas y hay veces que no", pero que al irnos y preguntar que tal la comida se le indique de buenas que ha sido caótica y te respondan de malas maneras...
Mucha malafollá y...
Read moreThe classic of madrid. Best option is to drink at the bar and eat there as well, when you order a beer or any other alc. drink they bring you delicious and generous tapa. And if you want to order another tapa or dish its really big. And you must try at least once, (at list tiny bit, if it will be possible), because their portions are huge. Just look at 2 tapas with qeso Cabrales we ordered. And my husband said they have the best zamburiñas he ever tried, he came there the other day. And we tried them at least at 10 places in Madrid. The owner is a history, with his authentic look, very friendly, very funny and warm person. We’ve been there so many times i cant count all of them, but its a place where we bring all of our friends and family when they visit us. And if you are short of money, you can order 1-2 beers and with each beer they bring you tapa, so you will not spend on food at all. I love Spain and...
Read morePaseábamos sin rumbo y aún siendo de Madrid a veces descubriendo la ciudad como unos turistas. Mi mujer me había propuesto tomar una mariscada porque quería que yo tuviera un buen momento y cuando me siento a comer soy bastante feliz y más en buena compañía. Entramos al local viendo que era de estilo antiguo como el asador de Aranda, Horno de Juan, casa Botín. A veces hay gente que se aleja de estos sitios por considerarlos carcas, y se podría decir que lo son, pero el trato y la comida e incluso el precio suele ser bastante bueno. Al menos para nosotros. Yo buscaba una parrillada sencilla, por 40 o 50 euros, en Ariños Do MIño o en otros restaurantes no gastas más y cuando entramos en Parrondo sabía que íbamos a gastar bastante más. Pregunté si podíamos comer sin reserva y creo que el maitre (Miguel) nos miró evaluando se le merecía la pena sentarnos en una mesa teniendo el local lleno. Dio el visto bueno a esta pareja de cincuentones y creo que para ambas partes fue acertada la decisión. Pedimos dos cervezas y nos trajeron un poco de pastel de pescado de aperitivo. Me fui directo a mirar la parrillada y la pedimos (110 euros), junto con una botella de albariño de cosecha propia (22 euros) y agua. No pedimos más indicando que posteriormente valoraríamos si tomar un segundo plato. Nos trajeron además (quizás por haber pedido la mariscada) un buen trozo de cabrales como nuevo aperitivo. Estaba delicioso. La parrillada ha sido la mejor de mi vida. Unas zamburiñas y navajas exquisitas y además cocinadas perfectamente, justo en su punto antes de llegar y que se quedasen duras. Las gambas me comí hasta la cáscara y qué decir del bogavante y de la langosta. Obviamente no suelo comer langosta, pero no he comido una igual, sabrosa, abundante. Aunque soy comilón, cuando terminé esto me inclinaba por no pedir más y me excedí con la paletilla de cabrito (28 euros), gula pura, mal hecho. Luego la tarta de almendras (10 euros) extraordinaria. La tarta de queso (9 euros) me pareció menos especial. Desde luego fue una cuenta final de bastante dinero (con cafés rondamos los 200 euros). Algo no habitual en nosotros pero si quieres comer bien, si puedes darte este lujo sinceramente notas que has comido como nunca y eso vale mucho. Yo salí muy satisfecho. ¿Qué hay cosas mejorables? Pues claro, quizás se apresuraron en montar las mesas para un servicio que tenían de 15 personas y sentimos que podríamos haber tenido algo más de sobremesa. ¿EL dueño es un poco serio? Bueno, yo estuve bien y fue amable con nosotros, igual que el maitre y las camareras. Volveremos cuando haya algo importante que celebrar, y sino, de menú, que leo...
Read more