Conocía la fama de sus tostas, pero pensaba poca cosa por su precio reducido y para nada, salimos encantados. Y ahora que lo he probado, ¡no me explico cómo no he ido antes! El local es amplio, con alguna mesa en el exterior, mesas altas en la zona de barra y otro piso abajo. La estética cumple perfectamente con un bar clásico de toda la vida: paredes amarillas, baldosas, una tele super grande emitiendo partidos de fútbol, pizarras con la carta y muchos muchos vinos. Como en todos estos sitios, lo mejor para conseguir mesa es llegar pronto. Llegamos a eso de las 20:30 y elegimos donde sentarnos. Poco después se llenó. La oferta es super amplia: no solo viven de tostas, también tienen raciones, tablas de embutido y ensaladas. Y la oferta de vinos y vermuts es muy amplia. En el local vimos bastantes guiños al Bierzo. Preguntamos y efectivamente, Manolo es de un pueblo de allí. Parece un negocio familiar porque nos lo confirmó su mujer. Fueron cariñosos y agradables. Con la bebida sirven un aperitivo generoso. En nuestro caso, un cóctel de encurtidos y aceitunas y unos pequeños sándwiches de ensaladilla. El tamaño de los dobles de cerveza es super generoso y el precio aún mejor, 2.75€ según nuestros cálculos (no nos dieron el desglose). Pedimos un pincho de tortilla, que sirven acompañado de una cesta muy abundante de pan de barra. El pincho no nos pareció lo mejor del sitio aunque cumple. Me recordó a las tortillas envasadas de supermercado, con cebolla, el exterior muy cuajado y el interior más desecho. Y después probamos la estrella, las tostas. Hechas en pan de hogaza, bien tostado y nada duro. Las sirven rebanadas en 3 trozos. Las dos tenían base de tomate, estilo salmorejo, aunque no me supo a ajo (menos mal). La de cecina nos pareció un espectáculo, cortada a cuchillo, bien curada y con una potencia de sabor espectacular. No tiene mucho que envidiarle la de sardina ahumada, que sirven sobre láminas de tomate muy maduro con un aceite de perejil. Íbamos con las expectativas bajas y nos sorprendieron muchísimo. Efectivamente, merecen su fama y no necesitan más que buen producto y buena atención. Y además si el precio lo acompaña, qué más pedir. Pagamos por todo 21.50€. ¡Super...
Read moreWe were a group of six and went there around seven in the evening without reservation and got a table without a problem. The place seems small but it has another room downstairs where you can sit. The waitress was really nice and suggested us to try their specialty which hate their sandwiches. So we each choose a different kind to try as many as possible and we weren’t disappointed. The bread was huge for the price and everyone of them was delicious. To drink we all hat either a soda or beer. They don’t have Radler there but they gently offered to mix it themselves with a lemonade. All in all a great place for tapas at a low price and with very good taste. Will...
Read moreLlegamos al bar a las 19:45 y sale una mujer a decirnos que abre a las 20:30. Perfecto, somos de Almería e íbamos ataviados camisetas del equipo de la ciudad, por lo que imaginábamos que en "Taberna Almería" nos tratarían casi como en casa. Después de esperar casi una hora, y a la hora de abrir el local, se acercan a nosotros unos chicos de despedida de soltero (que el estado de embriaguez que ello conlleva) y nos dicen muy alegres que ellos tienen amigos en Almería, que les gusta mucho nuestra tierra y que si se pueden echar una foto con nosotros. A pesar de ir en ese estado eran muy majos y estuvimos un ratito hablando con los chicos de la despedida. A la que abre el bar la mujer, súper histérica, nos dice que no íbamos a entrar en su local que tiene reservado el derecho de admisión y que iba a llamar a la policía (claro, esta mujer tan soez no sabe que el derecho de admisión no es ilimitado, la invito a leerse el artículo 24.2 de la Ley 17/1997, de 4 de julio, de Espectáculos Públicos y Actividades Recreativas). Los de la despedida de soltero se empezaron a sentir mal y le dijeron a esta señora que ellos tenían la culpa y que se iban ya, que lo sentían mucho y que nosotros no teníamos nada que ver con ellos. Y la señora erre que erre, que no entrábamos porque tenía derecho de admisión. Pues nada, antes de que fuera a mayores y no queriendo seguir allí nos fuimos a pesar de que la policía nos iba a dar la razón. La verdad es que el trato, cómo podéis ver, lamentable. De la comida no puedo opinar. Íbamos un nutrido grupo de unas 10 personas y el local no es muy grande, así que imagino que nos quería quitar del medio de...
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